"The Sacrament" deja una sensación extraña. Es una buena película a la hora de presentar la vida en Eden Parish. Ti West refleja muy bien las dudas de los protagonistas, que se trasladan al público, sobre la legitimidad o conveniencia de una propuesta como la que implica esta comunidad. La película esconde una aguda reflexión sobre el funcionamiento de la sociedad y la importancia de los líderes. El film no habla de un grupo de hippies que se escapan del mundo para vivir en comuna, sino de toda una concepción nueva de entender las relaciones políticas, económicas y cívicas. Y es curioso cómo esa idea se hace conjugar muy bien con la intriga de la película, el aura que despierta el mesiánico Father (que, más que un padre, es un Gran Hermano), y la manera en que la obra desemboca en el thriller, el suspense y el terror puro y duro.

El problema es que desde el principio Ti West nos hace una propuesta formal de historia relatada a través del recurso del "material encontrado". El director hace valer con eficacia ese estilo narrativo para dotar a la historia de una mayor verosimilitud y para hacer que el público entre en ella fácilmente. En concreto, ello es muy útil para presentarnos la trama a través de las dudas e inquietudes de los protagonistas. El problema es que, de una manera muy tosca, y precisamente cuando se nos ha insistido hasta la saciedad que es así como se está rodando la película, el film rompe esas reglas autoimpuestas. Resulta obvio. Y a uno le da la sensación de que el director juega con el espectador, rompiendo sus propias normas sólo con la intención de impresionarle. Y ya sabemos que cuando esas intenciones se manifiestan de una manera tan palpable el espectador se siente un poco estafado, y la idea termina siendo contraproducente. Con ello, siendo una película interesante en el planteamiento y muy entretenida, queda al final un regusto de frialdad y distanciamiento.