El tratamiento de esta película, su estructura en historias independientes, y el muy diferente tono de cada uno de los episodios, hacen que la primera impresión al ver “La salida de la luna” es que se trata de una obra menor, casi de un divertimento. Según lo que el propio John Ford dijo en su momento, precisamente eso era lo que pretendía. No hay más conexión aparente entre las historias que el hecho de estar ambientadas en Irlanda. En cualquier caso, todas se ven con agrado. Quizá la tercera sea la más floja de las tres. Puede que la intervención de Tyronne Power como narrador fuese conveniente en la época en que se hizo el film, en mi opinión resulta superflua.

“La salida de la luna” es una entretenida película que sirve para que John Ford rinda homenaje a su país de origen. El mayor de sus méritos es que, aunque el espectador ha de cambiar de chip con cada historia, al terminar cada una siempre queda con ganas de más. “La salida de la luna” es una entretenida película que condensa todas las virtudes del director, y evoca tanto a sus westerns como a “El delator” o “El hombre tranquilo”. Aunque formalmente Ford se muestra más audaz en el manejo de la cámara, el estilo es totalmente reconocible y acorde con sus códigos cinematográficos. Puede resultar una anécdota dentro de su filmografía, pero desde luego es coherente y no desmerece del resto de sus películas. Es más, en mi opinión es un film maduro, más interesante que algunos de los que forman la extensísima obra del director. No me extraña que muchos consideren que "La salida de la luna" es una pequeña joya a descubrir.