Muy bien hecha. Contenidos divulgativos, con una gran fuerza pedagógica pero con un ritmo narrativo muy cinematográfico que mantiene en todo momento el interés del espectador. Se trata de un documental que "se moja", que no huye del maniqueísmo, y que adopta deliberadamente un tono de denuncia agresivo e incisivo. Se agradece el carácter abierto de su planteamiento y las continuas ganas de incordiar cuando se cree en la causa por la que se lucha. En especial, es de agradecer el acento que se pone en los clamorosos silencios de muchos interesados a los que se atribuye responsabilidad en lo que está pasando.

En su defecto, por ponerle algún pero, el tono de autocomplacencia. Vale que Javier Bardem es el productor, el que pone la pasta y la piel en el proyecto, y desde luego no dudo de sus buenas intenciones, pero el mensaje pierde fuerza al introducir un tono de cruzada y autobombo, que a veces se queda en una extraña mezcla entre "Men in black" y "Caiga quien caiga". Para mí, sobraba esa especie de "making-off" del propio documental. Quizá puedan entenderse las ganas de querer relatar cómo nació la propia idea de crear el documental y los intentos de sus impulsores para denunciar ante las autoridades y organismos internacionales lo que está pasando en el Sáhara. El problema es que ello hace que el espectador termine centrándose más en el "documental sobre el documental" que en el contenido mismo del mensaje que supuestamente se quiere transmitir.

En cualquier caso, quedémonos con lo bienintencionado del mensaje y con la buena factura de la peli.