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España España · Barcelona
Voto de reporter:
5
Terror. Thriller La infancia de Lawrence Talbot se acabó bruscamente la noche en que murió su madre. Abandonó entonces su pueblo (Blackmoor), pero tardó muchos años en recuperarse y olvidar. Un día, Gwen Conliffe, la prometida de su hermano le pide que le ayude a buscarlo, pues ha desaparecido. Talbot regresa entonces a casa y se entera de que un ser brutal y sediento de sangre ha matado a muchos campesinos. Pronto descubre que existe una antigua ... [+]
15 de febrero de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hombre lobo, ese monstruo que tantas alegrías -y sustos- le dio antaño a la industria cinematográfica, parecía no obstante hallarse en un estado de profunda hibernación con respecto al gran boom que están conociendo actualmente las películas del género fantástico. En una época en la que zombis, vampiros, alienígenas, brujas, fantasmas y demás seres espeluznantes se reparten la amplísima parte de los ingresos en taquilla, había una criatura que hasta ahora, joint ventures vampirescas aparte, no estaba invitada a la fiesta. Pero después de numerosos retrasos (¿se habrá esperado quizás a que las ñoñerías chupa-sangre de Stephenie Meyer recordaran al público más impresionable que el exceso de bello también puede ser atractivo?), he aquí por fin un remake que por las tendencias ya comentadas, pedía a gritos ser (re)hecho.

“El hombre es un lobo para el hombre.” Literalmente. Reinterpretando a lo bestia los cimientos de la filosofía, hay que respetar la leyenda licántropa por dos razones. La primera, su completa implantación en el imaginario colectivo... ¿quién a estas alturas no sabe que las balas de plata son la mejor manera de torpedear el temor a la luna llena y las mordeduras? La segunda, el que una maldición folklórica hable de forma tan ilustrativa y aterradora sobre la dualidad del ser humano. Del clásico conflicto entre el hombre y la bestia, se derivan a través de las diversas revisiones del mito, otras tensiones como el racionalismo contra la superstición, lo conocido contra lo desconocido, lo cercano contra lo extranjero...

Este carácter dicotómico acaba apoderándose también del último trabajo de Joe Johnston -claro exponente de director “mercenario”-, convirtiéndose el filme en una emulación al personaje al que rinde tributo. En la cara amable encontramos los incontables guiños tanto al clásico fundacional de George Waggner (la advertencia de los peligros de la luna de otoño, el campamento gitano, la tienda de antigüedades, el bastón con la inconfundible empuñadura...) como a la caída en el olvido ‘El lobo humano’ de Stuart Walker (sí, aunque cueste de creer, había vida antes de Bela Lugosi). A rescatar también los tímidos signos distintivos, que en momentos como el del manicomio sirven no sólo para desmarcarse de los antecedentes temáticos, sino también para recordarnos eventualmente que los efectos especiales de la vieja escuela y los tensos dramas familiares han sido remplazados respectivamente por la fiebre digitalizadora y los placeres enfermizos del torture porn y el gore light. Bienvenido al siglo XXI, Sr. Talbot.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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