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Voto de Capitan Ahab:
8
Drama Tras salir de prisión, donde cumplió una condena por haber disparado contra un presunto amante de su esposa, el productor Walter Wanger se propuso hacer una película sobre su experiencia carcelaria. Un grupo de presidiarios se amotinan y se les une la mayoría de los presos, que toman como rehenes a numerosos guardia. Su intención es protestar contra las infrahumanas condiciones de vida que tienen que soportar. (FILMAFFINITY)
8 de octubre de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Es que no van a tener razón nuestros sabios dirigentes democráticos cuando dicen que la desobediencia es necesariamente autoritaria, o que es diabólico salirse del camino marcado por ellos para cualquier reforma? ¿Es que crear tumultos va a llevar a alguna parte? ¿Es que el alboroto va a quedar sin castigo, siquiera divino? ¿Y si ve esto algún huelguista, o algún independentista? ¿Y si lo ven nuestros hijos y aprenden a decir algo que no sea “si, señor”? ¡Qué barbaridad de peli la de este Don Siegel! Confieso que desde que vi La sal de la tierra no me había quedado tan impactado por el contenido de una película estadounidense (y aquélla era financiada y rodada al margen del sistema, cosa que esta no). Y ahora me encuentro con que en plena era macartista y a cargo del nada revolucionario Don Siegel (autor de la tan magnífica como paranoica La invasión de los ladrones de cuerpos) se nos cuenta un motín de presos, duros y violentos, que nunca cae en manos de los asesinos desesperados sino que es conducido como plataforma reivindicativa por los delincuentes más sensatos del lugar y que estos no matan a nadie ni hacen barrabasadas y sintonizan con las ansias reformistas del liberal alcaide del centro. Una película, además, sin personajes-trampa: nada de falsos culpables ni de condenados por accidente, sino delincuentes normales, ni exagerados ni almibarados. Ciertamente, no hay ningún alarde revolucionario en todo el breve metraje y los presos siempre dejan claro que no discuten nada que no sean las nefastas condiciones carcelarias en que se les obliga a vivir. Pero… uff, uno no está hecho a ver que algo bueno pueda venir de nada que no sea un político sonriente soltando clichés. Prohíbanme estas cosas, por favor.
Capitan Ahab
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