Podría decirse que el director Marco Bellocchio ha realizado una "comedia negra" sobre el mundo despiadado de la Cosa Nostra y toma como base la vida del jefe de la mafia siciliana convertido en informante Tommaso Buscetta (Pierfrancesco Favino, muy merecido premio al mejor actor en el Festival de Sevilla).

Todo comienza en 1980 en una reunión cumbre en un palacete de Palermo, donde dos familias de la mafia se han reunido para dividirse el creciente comercio de heroína de Italia. Pero se palpa en el ambiente mucha tensión y más tarde la estalla la guerra, al mando esta Totò Riina (Nicola Calì) y en una esquina de la pantalla vamos viendo el número de asesinatos que se van sucediendo. Tommaso decide esconderse en Brasil, pero es capturado y extraditado a Italia, donde ya cansado de muertes decide cooperar con la policía y contarle la verdad al juez Falcone.

El juicio se convierte en un circo y este violento drama se convierte en algo cómico. Bellocchio siempre nos ha mostrado en sus películas eventos y personajes importantes de la sociedad italiana como el secuestro de Aldo Moro o el dictador Mussolini. En "El Traidor" nos presenta a Buscetta como un delincuente "de honor" un tipo justo del que no cuenta demasiado de su pasado, con la clara intención de empatizar con él. Contándonos que conoce todas las cárceles de Italia pero no dice porque motivo fue encarcelado, padre de ocho hijos y con una relación de "amistad" o más bien respeto con el malogrado juez Falcone.

La recreación histórica esta muy bien presentada y durante dos horas y media, disfrutamos muy bien de esta historia de la mafia siciliana dirigida por este maestro octogenario italiano. 
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