Película sudáfricana que ganó el Oscar a la mejor película extranjera de manera merecida.
Nos encontramos ante una historia que narra la vida de unos jóvenes que la sociedad se ha olvidado de ellos. Unos jóvenes a los que el mundo les ha dado de lado. Unos jóvenes que para poder vivir deben robar y asesinar.
Un día uno de estos jóvenes se encuentra con un bebé y decidirá quedárselo. Este encuentro le cambiará la vida en todos los sentidos. Hará florecer en él unos sentimientos totalmente olvidados y enterrados después de tantos años de sufrimiento, y de falta de cariño.
El joven intentará dar todo el amor que puede a ese bebé; un amor que le negó su familia de la que recibía únicamente desprecios y palizas.
Este muchacho hará todo lo posible porque el bebé tenga algo que llevarse a la boca. Y en esa búsqueda de comida se irá encontrando con diferentes personas que también sufren, y que no por ello se dedican a dañar a otras personas. Intentan sobrevivir buscando el lado positivo a la vida y disfrutando cada detalle y cada momento; aunque sea únicamente el despertarse para notar el calor del sol sobre la cara.
La película narra de manera impactante la historia de este joven que crecerá más como persona en unos días, que en toda su vida. Unos días en los que descubrirá el amor y que existen personas que no quieren hacerle daño.
En fin, buena película que cuenta con una fantástica fotografía y una gran banda sonora. Una historia llena de amor y de crueldad, donde uno puede apreciar el valor de la vida en cualquier detalle, por muy mísero que sea.