David Jacobson deja la televisión y dirige esta película especial, ya que nos presenta un personaje salido de otro mundo que intenta encontrar una coherencia y unos valores que se perdieron al evolucionar el tiempo.
Un joven cowboy que viene de Dakota del Sur se encuentra en California intentando encontrar su lugar. Un lugar que no existe, ya que los vaqueros de antaño solo se encuentran en las películas; y por mucho que insista en mantener viva esa imagen, el mundo de hoy en día no permite que sobrevivan.
A este cowboy le da vida el siempre magnífico Edward Norton. El vuelve a demostrar el enorme talento que tiene para la interpretación, y nos expone a este joven que se obsesiona con una joven rebelde que intenta al igual que él encontrar su lugar en ese valle.
Evan Rachel Wood da vida a esta joven que se enamora de este chico que en el fondo no tiene ninguna maldad, pero tal vez la sociedad no le deje ser lo que el quiere ser. Ella realiza una brillante interpretación presentándonos a la rebelde que solo escucha a su corazón, y no es capaz de ver que tal vez ese cowboy no sea lo mejor para ella.
Junto a ellos Rory Culkin que sinceramente no resulta nada atractiva su actuación; y David Morse que vuelve a dar una lección de interpretación. Él es el encargado de intentar poner un poco de cordura en esta relación, que no empieza con muy buen pie.
Film muy sorprendente ya que en ningún momento pensé que la historia me atrajera tanto. Una historia que aunque cuente con algunos momentos que parece que le cuesta avanzar, hay que reconocer que engancha.
Además hay que añadir que cuenta con una fotografía formidable con ecos del cine de los años 50-60, gracias a esos colores ocres.
En fin, nos encontramos ante una película que narra una historia de amor que uno defiende por momentos, pero que comprende que no resulta beneficiosa, ya que dos almas de épocas diferentes no pueden querer lo mismo. Ese joven vive obsesionado por esa chica, y las obsesiones nunca son buenas.