Una enorme sorpresa me llevé con esta película, ya que cuando leí de que iba la verdad es que no me llamó mucho la atención. Pero en cuanto comenzó hubo algo que me atrajo.
La verdad es que ese comienzo con cámara subjetiva hace que uno sea consciente que va a ver algo diferente. Lógicamente crea la duda si esa peculiaridad puede llegar a gustar o a aburrir, pero eso depende de cada uno.
En este caso la película me enganchó, y aunque tenga algunos momentos un poco densos en lentitud (muy característico del cine francés), hay que reconocer que la película es buena.
Tiene algunos momentos que a uno se le escapa la lágrima al ver como ese hombre que lo tenía todo, por un giro inesperado de la vida se queda sin nada. Únicamente le queda el cariño de la gente, su imaginación, su párpado izquierdo y la ilusión por contar su experiencia a través de un lenguaje nuevo a través de ese párpado.
Película basada en hechos reales que emociona y de la que uno se plantea lo poco que somos, y que sin la ayuda de los demás no seríamos nada. Y por supuesto, que al final de todo lo más importante es el amor y el cariño de las personas. Estos sentimientos es lo que hacen que uno pueda seguir adelante y vencer cualquier obstáculo.
En fin, película que toca un tema duro, y que retrató el momento dramático que le tocó vivir a un hombre que acabó postrado en la cama sin poder hablar y como única manera de comunicarse que su párpado izquierdo. Historia dramática que emociona al observar como ese hombre no es capaz de expresar física y verbalmente sus sentimientos e ilusiones. Un hombre que se niega a morir porque aun tiene mucho que contar.