Nos encontramos ante una película que empieza fuerte y avanza con un buen ritmo. Pero a mitad de película empieza a desinflarse, y decae el interés en buen grado.
Es una película con un fuerte transfondo político y de suspense, que nos adentra en el oscuro mundo de los gobiernos; y todo lo que son capaces de hacer por mantener el poder. Un poder que en muchas ocasiones está manchado de sangre, y del que no es fácil sobrevivir.
Un triángulo de buenos actores son los encargados de llevar esta trama a buen puerto. Debo decir que sus trabajos no son malos. Todo lo contrario, ya que sus actuaciones resultan interesantes y convencen en todo momento. Es cierto que son tres buenos actores (Mark Wahlberg me atrae cada vez más con el paso de los años) que hacen un buen equipo, y consiguen que sus personajes no resulten vacíos y sin ningún interés.
El problema de esta película radica en su ritmo; en la evolución de su trama. Es un film que empieza muy bien, y que te engancha de buena manera, haciendo que pienses que vas a a ver una película que te va a dejar sin aliento. Esta afirmación es cierta a medias, ya que toda la primera mitad es buena, pero no sé muy bien porqué, la trama empieza a desinflarse poco a poco, y conforme va pasando el tiempo uno va perdiendo el interés.
Es una pena que ocurra esto, ya que la historia tiene buena base y buen material; pero la evolución de la misma no es acertada; haciendo que todo el interés que se tiene en un principio se vaya diluyendo fotograma a fotograma, llegando al final a un punto de cierta decepción.
En fin, siendo una película únicamente pasable hay que reconocer que uno acaba sintiendo un poco de decepción de lo que podría haber sido, y de lo que es en realidad. No obstante, debo decir que la historia entretiene y uno puede observa ese lado oscuro de los políticos, y la cara oculta que tiene el ser alcalde de una ciudad tan importante como es la de Nueva York. ¿Todos los políticos harán cosas similares por mantenerse en el poder?