Uno sabe que aunque esta cinta es bastante interesante de ver, no puede ir recomendándola por ahí. Sobre todo, porque te tomarían por un sádico reprimido (véase la opinión general que se tiene sobre "Hostel"). Y oye, la imagen de uno hay que cuidarla.

En su día me la recomendaron argumentando que sería una experiencia brutal. El tipo que me la recomendó no tenía pintas de coleccionar calaveras-ceniceros, ni posters de las carátulas diabólicas de los Iron Maiden, pero reconozco que tras ver el film (el cual desconocía las sinopsis, por petición del recomendador), me quedé un poco pillao pensando en que la criatura esta debía ser una especie de Christian Bale en "American Psycho"; usaba Rolex de 4.650 € y cortes de pelo de 32, pero perdía las formas cuando se trataba de imágenes tipo "Audition".

Reconozco que pese a que no me suele lastimar la vista un poco de ketchup simulando sangre, en el tramo final de la peli tuve que apartar la mirada del televisor (y después dicen el ojo de la chinita en "Hostel", ja!)
Pero antes de llegar a las desagradables secuencias finales hay toda una película de lo más inocente e inofensiva que se pueda imaginar. Con un actor principal en plan bobo, que incluso recuerda con sus movimientos descompasados a los personajes de dibujo animados japoneses en plan Doraemon. Imagino que todo esto formaba parte del espectáculo. Nos hace bajar la guardia, haciéndonos sentir que estamos en un ambiente casi infantil, y cuando menos lo esperamos, el director abre su particular caja de Pandora. ¡Y menuda caja!.

El resultado fue a medio camino entre el disgusto y el peliculón. Lo dejo en interesante.
Pero estoy completamente convencido de que si la volviese a ver, le subiría la nota. Esta es de esas pelis, que gustan más de segunda que de primera.
Y por el amor de dios; no se me alarmen por un poco de ketchup, preocúpense más bien por los gilipollas que pegan patadas en los trenes a chiquillas de 15 años; Eso sí es real.