Si hay algo por mérito propio en cine estandarte de una visión terrorífica, es sin duda alguna la imagen de una buena niebla. ¿Qué sería del Thriller de Michael Jackson sin niebla?; Estaríamos hablando solamente del vago recuerdo de unos espectros danzantes. Sin embargo, el manto espeso y blanco sobre el cementerio; la imagen de féretros, nichos e incluso un panteón, sumidos en un mar blanco... todo ello hace que la niebla en "Thriller" sea más poderosa e imprescindible para el videoclip que incluso el mismísimo Jackson.

Voy aún más lejos. ¿Qué sería de la imagen que se tiene hoy de Jack el Destripador si el cine no nos lo hubiese recordado constantemente oculto bajo neblina?. Seguramente se recordaría como un pirado más de la vida. Uno de estos que sale en el "Qué está pasando" intercalado entre la noticia de una mujer que vive sin luz eléctrica y la de la última primicia de Lucia la piedra y Pipín.

Por ello, me resquebraja el alma que un elemento tan imponente como la niebla, sea desperdiciado y tirado por la borda de manera tan repentina, cuando a los pocos minutos hace aparición los enormes tentáculos de calamar. ¿Esto es lo mejor que se te ocurrió, King?. Estás sobrevalorado; no es la primera vez que te lo digo. Además, te repites mucho.

Aun así luego se va enmendando la cosa. La película se hace llevadera y es la causante de uno de los finales que deja, como poco, al espectador con toda la cara partida. Si va a resultar que Stephen tiene sentido del humor y todo. Qué jodío.