Que la impresión de que Cuaron se ha forzado a si mismo a dejar atrás sus mas estruendosas influencias (esas que le hacían salvar la humanidad y volar por el espacio) se puede notar fácilmente, y me alegra, Por que acaso ¿no es momento, después de mas de 30 años de carrera, de hablar por si mismo, de moldear su trabajo sin estar empapado de una industria y una critica con la que hay que cumplir expectativas?

Y aun que también es evidente, la timidez de su mirada (fotografía), la falta de la mancuerna Cuaron-Lubezki puede haber servido, para que un artista abriera puertas y ventanas en una habitación a la que le hace falta luz, los retos son en medida oportunidad para que el director de paso a la reinvención, y que si el producto visual de Roma, es una cátedra de como triunfar en el cine con paneos hacia izquierda y derecha hasta el cansancio, no de merita el dominio de los espacios y la luz, que vaya, mas de una vez se alegro mi corazón con puestas en escena como la de la noche vieja, el incendio en el bosque o la del quirofano.

Recientemente se ha hablado mucho del cuerpo coral, específicamente el de la protagonista, sin embargo te invito a observar mas allá, mirar los escenarios, a las texturas, a las luces y a la oscuridad, que llenaran tus pupilas como una brillante obra maestra del cine mexicano moderno.