Una de acción, una de tiros. Normalmente este tipo de entregas son para un fugaz visionado, pochoclos mediante, y luego a otra cosa. Normalmente este género es mediocre, muy mediocre y mal tratado por las críticas en general. Así pues, estaba todo servido en bandeja para que Asesinos cayera y se desnucara contra los prejuicios, sin embargo el resultado final deja un sabor de boca curiosamente agradable.

¿Qué hace a la peli de Donner una peli más que interesante? En principio, detalles como la fotografía, el montaje, el guión claro y con vueltas de tuerca típicas del género pero no excesivas, efectos especiales muy buenos. Ahora bien...hay algo más...
La efectividad de Asesinos reposa en una relación de vínculos enfermos con bases jerárquicas: no son dos asesinos cruzándose, son el maestro y aquel que quiere asumir su rol más protagónico. A su vez estos responden a un tercer maestro pero la fuerza de la peli se encuentra en la relación entre los dos primeros.

Stallone y Banderas, la mesura y la desmesura. Chocan desde sus incompatibilidades y sus encuentros, cada vez más tensionados en el argumento, dan lugar a escenas cuasi memorables como la del taxi o la secuencia antológica del banco. En resumen, Asesinos se hace fuerte desde un intimismo velado por los tiros y las fórmulas conocidas: juntos generan esta obra más que entretenida.