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Voto de Juan Rúas:
6
6,2
26.944
Romance. Comedia
Harry Sanborn (Jack Nicholson) es un solterón recalcitrante que sólo sale con mujeres mucho más jóvenes que él. Él y Marin (Amanda Peet), su última conquista, han planeado un romántico fin de semana en la casa de la playa de la madre de ella. Cuando Harry sufre un infarto, la madre de Marin, Erica Barry (Diane Keaton), una famosa escritora divorciada, acepta a regañadientes cuidarlo hasta que se reponga. Harry, asombrado, se da cuenta ... [+]
11 de diciembre de 2009
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Meyers echa mano de ciertas fórmulas costumbristas, tiene a su disposición a actores de renombre y cuenta con una historia tan demodé como depurada de todo latigillo desgastado. Sin prólogos ni epílogos de más, Cuando menos lo esperas gana por lo visual y sensiblemente familiar, sin sorprender pero tampoco sin agobiar desde el constante deja vu que produce.
Él, hombre de años encima, de miles de experiencias a cada vuelta de esquina. Es un Don Juan con todas las letras: preciso, calculador, efectivo. En resumen, un sabio del arrabal, un fantasma afrodisíaco. Ella, a pesar de que la sitúan como opuesta a él, comparte esa misma mirada abarcativa que otorgan los años, sólo que en este caso su distancia para con todo lo que la rodea la transforma en un especimen tan valioso como difícil de conseguir. Entonces: él apunta a lo fácil y es fácil, por naturaleza. Ella observa desde su torre de marfil como los galanes de turno intentan bajar el puente levadizo que los separa de su trofeo.
Y galanes hay: está un Reeves tan discreto desde su papel como inusualmente correcto desde lo que produce en el espectador, es un tercero sin discordia, un contrapuesto del amor principal entre los protas. Ese amor que tanto bebe de variopintas influencias, tiene algo de clásico, algo de bello, algo de mundano y ciertas pizcas, solo pizcas, que pueden llegar a catalogarlo como un amor de esos que se quedan grabados.
Lamentablemente, la decisión por parte del director y el guionista por ese desenlace echa por tierra cualquier intento de trascendencia por parte de esta peli, que sale de lo más hondo del cine romántico desenfadado para culminar en exactamente el mismo punto.
Él, hombre de años encima, de miles de experiencias a cada vuelta de esquina. Es un Don Juan con todas las letras: preciso, calculador, efectivo. En resumen, un sabio del arrabal, un fantasma afrodisíaco. Ella, a pesar de que la sitúan como opuesta a él, comparte esa misma mirada abarcativa que otorgan los años, sólo que en este caso su distancia para con todo lo que la rodea la transforma en un especimen tan valioso como difícil de conseguir. Entonces: él apunta a lo fácil y es fácil, por naturaleza. Ella observa desde su torre de marfil como los galanes de turno intentan bajar el puente levadizo que los separa de su trofeo.
Y galanes hay: está un Reeves tan discreto desde su papel como inusualmente correcto desde lo que produce en el espectador, es un tercero sin discordia, un contrapuesto del amor principal entre los protas. Ese amor que tanto bebe de variopintas influencias, tiene algo de clásico, algo de bello, algo de mundano y ciertas pizcas, solo pizcas, que pueden llegar a catalogarlo como un amor de esos que se quedan grabados.
Lamentablemente, la decisión por parte del director y el guionista por ese desenlace echa por tierra cualquier intento de trascendencia por parte de esta peli, que sale de lo más hondo del cine romántico desenfadado para culminar en exactamente el mismo punto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El desenlace es tan obvio como sospechoso de brindarle al espectador un color rosa ficticio: ¿Acaso un hombre de 70 y pico va a dejar todas sus tendencias de golpe y porrazo, bajo las órdenes de una mujer, por preciada que sea? Disculpen si mantengo mis dudas, si no me creo este amor a primera vista. No porque no sea posible, sino desde esos supuestos sacrificios que los protas se disponen a hacer por la otra persona.