Satura Conan. Es tan "monotónica" (invención personal de una peli que no posee más de un registro o tono) que el elemento único buscado, la diversión, entra en suspensión cuando uno da cuenta de que cada muerte solo precede a una posterior. No podemos hablar de densidad dramática, la peli ni se fija en sutilezas y eso no está mal. El trazo grueso de la obra se condice con una épica sucia que vuela sobre terreno trash e intenta resultar heroica, pero para eso hace falta dar magnitud a unos personajes que fueron dibujados para moverse, no para desarrollar un papel determinado. El mismo Conan cae en lo insípido al entrar en un piloto automático contraproducente: por momentos parece que su figura tiene el mismo vigor que el de cualquier soldado. Si no resalta como actor es menester desde la dirección otorgarle cierta majestuosidad, aunque sea desde el encuadre, o desde el plano. Conan es central y protagonista, pero nunca parece la principal figura dentro de un guión que parece tener una dirección cuando no la tiene, es apenas una sucesión alarmante de montajes precipitados, de batallas que no se distinguen ni por estructura ni por contexto.

Floja desde el enfoque general, Conan hubiera cobrado gracia, simpatía no empática (por lo menos eso) de haber sido encarada como un producto heavy y grotesco, casi cómico, en vez de intentarnos vender un héroe que se pierde en la multitud.