Lo místico y lo onírico se mezclan y se confunden en esta notable película coreana: el aprendizaje es necesario para la vida, el aprendizaje es doloroso, ergo el dolor es necesario para la vida; con elementos de filosofía budista elemental "el placer como causa general de nuestro sufrimiento" y enriquecida con visiones sencillas y líricas, esta película nos deja algo más que una historia delicada, enmarcada en una magnífica fotografía y dirección artística preciosa con interpretaciones a la altura.
Mucho se ha criticado su visión pesimista y fatalista que Ki-Duk Kim le adhiere a la película, personalmente creo que es tan válida como la visión optimista que muchos otros directores le otorgan a sus películas, cada director trata de contar algo, de eso se trata, no todos piensan igual ni tienen los mismos ideales y eso es bueno, creo que lo que realmente diferencia una buena película de una descartable es la manera y los recursos que utiliza para contarte una historia, ya se ha probado que de nada sirve un buen argumento si no tienes la capacidad para realizarlo.