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Voto de José Miguel:
10
Drama Nana (Anna Karina) es una joven veinteañera de provincias que abandona a su marido y a su hijo para intentar iniciar una carrera como actriz en París. Sin dinero, para financiar su nueva vida comienza a trabajar en una tienda de discos en la que no gana mucho dinero. Al no poder pagar el alquiler, su casera la echa de casa, motivo por el que Nana decide ejercer la prostitución. (FILMAFFINITY)
27 de julio de 2017
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Godard estructura su filme en doce actos, al estilo de una obra teatral, método más sencillo que unir las escenas en el montaje dándole cohesión con imágenes, en vez de hacer presentaciones explicativas con carteles. Ya sabemos que Godard es el chico terrible de los montajes.
La película arranca con toda una declaración de intenciones: aparecen dos personajes de espaldas en la barra de un bar. Dialogan mientras la cámara se mueve de la espalda de ella a la de él. Godard matiza el diálogo, no vemos sus expresiones solo las inflexiones de la voz nos da pie a imaginar.
Ese es el cine que vamos a encontrar en Vivir Su Vida, la cámara se mueve como si fuera un invitado más en las escenas, como una persona que entra en ese bar, con la misma perspectiva de un posible cliente, como si formáramos parte de esa pensión.
Vivir Su Vida debió tener grandes problemas con la censura en muchos países. Su director trata la temática desde un punto de vista intermedio; sin la sordidez propia de la que podría echar mano, ni la fantasiosa y edulcorada visión de una Pretty Woman.
Ana Karina consigue darle este alejamiento a su personaje el cual lo desarrolla armoniosamente para regalarnos optimismo e ingenuidad incluso consigue que ese discurso, con voz fuera de pantalla, de las obreras del amor lleno de detalles profesionales que su director arroja a la cara del espectador, logre que se diluya con la interpretación de Ana Karina como Nana mostrándose ausente y profesional.
A destacar, casi como un viaje en el tiempo la maravillosa estética de aquellos; años sus cafeterías, sus Gordinis, sus Citroen, sus máquinas de bolas, la moda en el vestir, el paquete de Gitanes. Nada simulado todo real.
Si la ironía pudiera ser plenamente explícita en imágenes no dejen de recrearse en un par de escenas de cine negro, al estilo nueva ola francesa, no tienen desperdicio.
José Miguel
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