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Voto de José Miguel:
5
5 de abril de 2021
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo un género denominado "drama de cocina" dentro del "libre cine británico" de los sesenta donde se mostraba con realismo las vicisitudes y miserias de los trabajadores.
Marty, al estilo estadounidense, endulzado con toques de comedia, bien podría ser un referente para aquel movimiento.
La historia transcurre durante un día, donde chico conoce a chica y bla, bla, bla ya saben. Sí, es verdad, con algunas peculiaridades de los personajes y poco más como la gran actuación del eterno secundario E. Borgnine, que por otro lado su rostro tan característico camufla su expresiones de alegría, enfado, ira, tristeza, etc prácticamente conocemos sus estados por su verborreica labia.
Tiene cierto encanto conocer como se ligaba en el Nueva York del 55, ver una bola de discoteca en el Stardust, quedarnos asombrados que con 56 años eras una vieja de solemnidad, que la religión y la familia de esta segunda generación de italianos tenía una influencia rotunda y fatal, que estos treintañeros leían novela negra dura, los cómics del periódico y las mujeres y el deporte eran sus temas de conversación, hay cosas que no cambian.
Marty no deja de ser una historia intrascendente, un divertimento ajustado en tiempo y una película sobrevalorada.
Marty, al estilo estadounidense, endulzado con toques de comedia, bien podría ser un referente para aquel movimiento.
La historia transcurre durante un día, donde chico conoce a chica y bla, bla, bla ya saben. Sí, es verdad, con algunas peculiaridades de los personajes y poco más como la gran actuación del eterno secundario E. Borgnine, que por otro lado su rostro tan característico camufla su expresiones de alegría, enfado, ira, tristeza, etc prácticamente conocemos sus estados por su verborreica labia.
Tiene cierto encanto conocer como se ligaba en el Nueva York del 55, ver una bola de discoteca en el Stardust, quedarnos asombrados que con 56 años eras una vieja de solemnidad, que la religión y la familia de esta segunda generación de italianos tenía una influencia rotunda y fatal, que estos treintañeros leían novela negra dura, los cómics del periódico y las mujeres y el deporte eran sus temas de conversación, hay cosas que no cambian.
Marty no deja de ser una historia intrascendente, un divertimento ajustado en tiempo y una película sobrevalorada.