Tras el éxito de la primera película, regresa Burton y con él, Michael Keaton, uno de los mejores Bruce Wayne/Batman del cine al igual que Christian Bale años después. En esta nueva entrega se puede apreciar como Burton tiene más libertad artística y por ende tenemos un filme de Batman 100% burtoniano.

Ahora el héroe se enfrenta a 2 nuevas amenazas: desde el fondo de las cloacas de Gótica surge un ser vil, impredecible con un gran resentimiento hacia la sociedad que lo abandonó siendo solo un bebé: el Pingüino, interpretado por un irreconocible Danny DeVito. Su historia tiene matices bíblicos, abandonado dentro de una cesta sobre el agua como Moisés, decidido a asesinar a todos los primogénitos como Herodes, y muerto a los 33 años como Jesús.

Por otro lado tenemos a Gatúbela, cuya interpretación llevada a cabo por Michelle Pfiffer será recordada por muchas generaciones, una de las escenas que me impresionaron cuando la ví en el cine fue el momento de su transformación, muy bien trabajada, de cómo una persona que es sumisa, débil e insulsa, que trata de dar lo mejor de si en el trabajo, es humillada, intimidada y por asesinada por su propio jefe, revivida por gatos, luego de reprimir tanta injusticia hecha hacia ella, explota de una manera tal que se rebela ante el mundo y ante si misma bajo un nuevo alter ego.

Pero el verdadero villano de este film, no es en realidad ninguno de los dos anteriores, sino el ambicioso, cruel, falso y frío empresario Max Shrek, interpretado correctamente por Christopher Walken, es él, a diferencia del Pingüino y Gatubela, el verdadero monstruo de ciudad Gótica, quien manipula a la gente a su antojo, incluyendo el alcalde y al Pingüino, con tal de llevar a cabo sus ambiciosos planes de controlar la ciudad y crear su perversa planta de energía.

Así de perversas son las compañías y corporaciones de hoy, que dejan a un lado el arte con tal de hacer más dinero, ya sabrán a cuales me refiero, a esas manipuladoras que por vender muñequitos ó hamburguesas y refrescos con imágenes en sus vasos y cajitas, hicieron sacar de la dirección a Burton en las nuevas entregas, para darnos ya no a un Batman vigilante, oculto en la noche, sino a un Batman tipo fashion que hasta modela para revistas y medios impresos y de una ciudad Gótica oscura a una ciudad tipo discoteca, llena de neón y ciudadanos vestidos como si se encontraran en una excéntrica pasarela.