Cada vez es más frecuente ver a directores nacionales recurrir a un reparto internacional con actores con sobrenombre que hagan que sus cintas tengan más repercusión que en otras circunstancias tendría, pero una vez más, cuando la mona se vista de seda.... pues eso.

Mira nos trae un cinta con cierto aire novedoso, y como en sus anteriores largos están rodeados de cierto misticismo que una vez más no ha logrado captar la atención plena de quien se sienta a ver una de sus películas.

Para empezar a desgranar un poco la cinta, podemos comentar que la trama tiene un buen arranque, con cierto aire de misterio e intriga que aunque comienza lenta, la atmósfera que lo rodea le sirve de colchón para la primera parte de la misma. Según va trascurriendo se vuelve lenta y monótona con pequeños giros de guión bastantes predecibles. La continua voz en off y los pocos encuadres y escenarios hacen que llegado un punto resulte un poco aburrida y sin mucha intensidad en momentos claves.
Los actores realizan una labor justa, ya que en ningún momento llegan a sorprender lo más mínimo, Wood por su lado que es quien tiene todo el protagonismo no logra captar la esencia de la trama y por lo tanto el espectador no llega a percibir la tensión ni el drama al que supuestamente esta siendo sometido.

Por otro lado, su punto mas fuerte es, como es capaz a través de la música enlazar las distintas secuencias que provocan que la desconexión no sea total, manteniendo cierta incertidumbre hasta los momentos finales.

Como conclusión se puede decir que la cinta va dirigida al público menos crítico, capaz de ver la estética formal de la película y conformándose con ello.