Media votos
6,4
Votos
1.115
Críticas
679
Listas
32
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Gabriel Ufa:
8
8,1
7.282
Drama. Romance
Año 1849, en Nueva York. Catherine Sloper, una rica heredera, tímida, inocente, poco agraciada y no muy joven, es pretendida por un apuesto joven. Ella se enamora de él apasionadamente, pero su cruel y despótico padre se opone a la boda y amenaza con desheredarla. Adaptación de la novela de Henry James "Washington Square". (FILMAFFINITY)
8 de noviembre de 2009
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Peliculón. La palabra que mejor define a “La heredera”.
Parece ser que Olivia de Havilland había visto la versión teatral, interpretada por Wendy Hiller y Basil Rathbone. Desde entonces, su anhelo fue llevarla al cine.
La película avanza sin que te des cuenta. Catherine es la única hija de un acaudalado caballero. Sale poco y su mayor afición es el bordado. El padre recuerda constantemente a su mujer fallecida.
Olivia está sublime, una interpretación magistral. Ligeramente afeada (aún así, bella), está supeditada a su padre, al que siempre intenta contentar y con el que es muy respetuosa. Muy contenida en sus actos, sus gestos, condicionada por su padre, cae rendida ante un atractivo y seductor Montgomery Clift que borda el papel. No será fácil olvidar a Morris Townsend.
También Ralph Richardson (el padre), estricto y cumplidor, llegada la hora es fiel a sus principios. Ya había hecho el mismo personaje en Broadway.
Importante asimismo es Miriam Hopkins, la tía, de un romanticismo redomado, que hace de carabina.
El film no tiene desperdicio. Desde el primer plano, en el que aparece Washington Square, al último, Wyler consigue una obra redonda, en la que demuestra un dominio absoluto de la técnica y una dirección de actores portentosa. Tanto Monty Clift como la protagonista de “No serás un extraño” están brillantes.
Se tachó de injusta la exclusión de Clift de las nominaciones a los Oscar de ese año. La excelente Olivia de Havilland que está de 10, consiguió merecidamente su segunda estatuilla.
Un clásico indispensable.
Parece ser que Olivia de Havilland había visto la versión teatral, interpretada por Wendy Hiller y Basil Rathbone. Desde entonces, su anhelo fue llevarla al cine.
La película avanza sin que te des cuenta. Catherine es la única hija de un acaudalado caballero. Sale poco y su mayor afición es el bordado. El padre recuerda constantemente a su mujer fallecida.
Olivia está sublime, una interpretación magistral. Ligeramente afeada (aún así, bella), está supeditada a su padre, al que siempre intenta contentar y con el que es muy respetuosa. Muy contenida en sus actos, sus gestos, condicionada por su padre, cae rendida ante un atractivo y seductor Montgomery Clift que borda el papel. No será fácil olvidar a Morris Townsend.
También Ralph Richardson (el padre), estricto y cumplidor, llegada la hora es fiel a sus principios. Ya había hecho el mismo personaje en Broadway.
Importante asimismo es Miriam Hopkins, la tía, de un romanticismo redomado, que hace de carabina.
El film no tiene desperdicio. Desde el primer plano, en el que aparece Washington Square, al último, Wyler consigue una obra redonda, en la que demuestra un dominio absoluto de la técnica y una dirección de actores portentosa. Tanto Monty Clift como la protagonista de “No serás un extraño” están brillantes.
Se tachó de injusta la exclusión de Clift de las nominaciones a los Oscar de ese año. La excelente Olivia de Havilland que está de 10, consiguió merecidamente su segunda estatuilla.
Un clásico indispensable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Toda la parte del baile es una maravilla, cómo está rodada, todo tan fluído. Todos bailan, ellos se conocen, movimientos de cámara que no se notan,… y el vestuario, magnífico, ganó el Oscar (Edith Head y Gile Steele).
Los diálogos también son espléndidos.
-Una criatura mediocre e indefensa sin la menor seguridad en sí misma- la define el padre
-Soy capaz de ser muy cruel. Me han enseñado buenos maestros- dirá Catherine cuando ha madurado, después del duro golpe
Y qué decir de la escena en que Morris prepara ya la boda en su mente, unos diálogos maravillosos…
-Morrris, he soñado tantas veces con aquella posada del río…
El final es de los que no se olvidan fácilmente: el lento ascenso de las escaleras, con sabor a triunfo, dejando a Morris aporreando la puerta.
Los diálogos también son espléndidos.
-Una criatura mediocre e indefensa sin la menor seguridad en sí misma- la define el padre
-Soy capaz de ser muy cruel. Me han enseñado buenos maestros- dirá Catherine cuando ha madurado, después del duro golpe
Y qué decir de la escena en que Morris prepara ya la boda en su mente, unos diálogos maravillosos…
-Morrris, he soñado tantas veces con aquella posada del río…
El final es de los que no se olvidan fácilmente: el lento ascenso de las escaleras, con sabor a triunfo, dejando a Morris aporreando la puerta.