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Voto de Gabriel Ufa:
8
7,5
2.648
Drama. Romance
Charlotte Vale (Bette Davis), una mujer de mediana edad que pertenece a una familia acomodada de Boston, vive reprimida y totalmente controlada por su dominante e insensible madre (Cooper). Gracias a la ayuda de un amable psiquiatra (Rains), Charlotte consigue recuperar la autoestima y superar sus miedos. Además, se vuelve mucho más extrovertida y empieza a sentirse incluso atractiva. Dispuesta a disfrutar de su nueva vida, hace un ... [+]
23 de julio de 2009
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intenso melodrama con una Bette Davis inconmensurable (una vez más), debatiéndose entre dos frentes: el respeto a su abominable madre y su indiferencia ante la actitud autoritaria y cargante de ésta y, por otro lado, un amor casi imposible. Una excelente producción.
La caracterización de Bette Davis es portentosa, el cambio es sencillamente genial. Su interpretación es de las que te dejan huella.
Seguramente están incluídas aquí las escenas románticas más emotivas de la filmografía de Bette. Queda para la historia del cine la manera en que Paul Henreid enciende dos cigarrillos.
Toda la primera parte es magistral. La historia fluye por sí misma, con un ritmo que casi ni te deja respirar. Un “patito feo” conoce a un hombre, haciéndola tan feliz que olvida sus prejuicios, sus problemas, todo lo negativo que hay en su vida. Ambos tocan las estrellas, pero la felicidad nunca es completa.
Luego el film coge aire, porque el nivel del principio es magistral, casi imposible de seguir.
Es una de las cintas más recordadas de Bette, aunque esto es difícil de asegurar (tiene tantas, ¿verdad?). La melancólica y romántica partitura de Max Steiner ganó un Oscar de la Academia.
Destacan los enfrentamientos con la madre, las escenas románticas y unos diálogos finales que han quedado grabados en la memoria de muchos espectadores.
Una película muy recomendable.
La caracterización de Bette Davis es portentosa, el cambio es sencillamente genial. Su interpretación es de las que te dejan huella.
Seguramente están incluídas aquí las escenas románticas más emotivas de la filmografía de Bette. Queda para la historia del cine la manera en que Paul Henreid enciende dos cigarrillos.
Toda la primera parte es magistral. La historia fluye por sí misma, con un ritmo que casi ni te deja respirar. Un “patito feo” conoce a un hombre, haciéndola tan feliz que olvida sus prejuicios, sus problemas, todo lo negativo que hay en su vida. Ambos tocan las estrellas, pero la felicidad nunca es completa.
Luego el film coge aire, porque el nivel del principio es magistral, casi imposible de seguir.
Es una de las cintas más recordadas de Bette, aunque esto es difícil de asegurar (tiene tantas, ¿verdad?). La melancólica y romántica partitura de Max Steiner ganó un Oscar de la Academia.
Destacan los enfrentamientos con la madre, las escenas románticas y unos diálogos finales que han quedado grabados en la memoria de muchos espectadores.
Una película muy recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Quizá lo menos acertado sea el incidente con el taxista, presumiblemente cómico, pero sin mucha relevancia.
Basada en la novela de la escritora Olive Haggins Prouty, editada en 1941. Es también autora de “Stella Dallas”.
El rodaje empezó el 7 de abril de 1942 y acabó el 23 de junio.
Hay tres escenas de doble encendido de cigarrillo. La primera en el aeropuerto de Rio, cuando Charlotte y Jerry se separan.
La segunda cuando Charlotte acepta casarse con el cortés pero anodino Elliot Livingstone y poco después ella se encuentra con Jerry, al que no puede olvidar.
La tercera en los últimos momentos de la película cuando el amor queda definitivamente sellado entre ellos con la deliciosa frase: “Oh, Jerry, no pidamos la luna, tenemos las estrellas”.
Basada en la novela de la escritora Olive Haggins Prouty, editada en 1941. Es también autora de “Stella Dallas”.
El rodaje empezó el 7 de abril de 1942 y acabó el 23 de junio.
Hay tres escenas de doble encendido de cigarrillo. La primera en el aeropuerto de Rio, cuando Charlotte y Jerry se separan.
La segunda cuando Charlotte acepta casarse con el cortés pero anodino Elliot Livingstone y poco después ella se encuentra con Jerry, al que no puede olvidar.
La tercera en los últimos momentos de la película cuando el amor queda definitivamente sellado entre ellos con la deliciosa frase: “Oh, Jerry, no pidamos la luna, tenemos las estrellas”.