Reconozco que en las primeras escenas del primer capítulo pensé "No puedo con esta niña, ¿no podría callarse un poco?". Incluso pensé en parar y pasar a otra serie. Afortunadamente, no lo hice y, finalmente, Ana me enamoró por completo. Esta historia de una niña con una dura infancia es una mezcla de sensibilidad, exquisitez, crítica social, dulce ingenuidad y alterna momentos de risas y sonrisas con momentos de llantos y sufrimientos. Todo ello con una gran calidad técnica y una fotografía excelentes. Mucho más de lo que esperaba. Una serie para no perderse y viajar, dejándose llevar, a la infancia.