Extravagante y entrañable artefacto que se coló ayer en mi despacho sin hacer demasiado ruido y galopando al contragolpe.

Es difícil discernir si en la licorería se tendrá en cuenta su afán de protagonismo con un reparto que descolocará a más de uno, pero a mí, en ciertos momentos me supo a gloria, más aún, si continúa en mi cabeza repiqueteando y mofándose sin cesar la última pedorreta de Terenciano Maligno, desde luego, no hay nada como meter el prepucio en el enchufe de vez en cuando.

Tras un inicio atractivo y seductor, el aborto con aroma a viñeta comienza a desplegar su arsenal y el western, bajo el hombre sin nombre, encarnado por Iker Casillas, el honor samurai, los surrealistas villanos mecánicos y los personajes en relieve dan muestras de lo que pretende Kortatu y en ciertos momentos recuerda a Boogie el aceitoso, sobre todo en su comienzo, con frases rotundas y mortíferas como "Hay más formas de matar que de hacer pan", sin duda, memorable.

Bien recreada la amalgama de etiquetas en Kortatu, que incluso alcanza ciertos momentos con olor a Sin City, a kilómetros de distancia, claro, y por supuesto, no cuenta ni con el mortífero guión de ésta ni con un personaje tan descomunal como Marv soberbiamente interpretado por el Capuchas.

Me ha chirriado también contemplar a Iker Casillas calándose el sombrero lanzando órdagos, un maniquí que no termina de afeitar mis cancarros aunque es bastante competente a veces, sólo a veces.

Por otra parte, dejando la primera mitad del metraje en el trastero, el alboroto comienza a empinarse, a transformarse en el Mortirolo, y lo que en un principio sorprende y agrada, se transforma en algo rutinario, repetitivo, y se ancla de modo alarmante, pero yo sigo aplaudiendo el intento.

Hay mas formas de matar que de hacer pan, que nadie lo olvide.

Se despide desde el culo de Boris Izaguirre
El hombre que silbaba con un batusi en la boca, el hombre que doblaba las esquinas con la tripa por delante, el hombre que inventó la cometa de piedra, José Luis Alvite..