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Burkina Faso Burkina Faso · Lolailo
Voto de Buscapé:
8
Thriller. Drama. Comedia Hollywood, años 60. La estrella de un western televisivo, Rick Dalton (DiCaprio), intenta amoldarse a los cambios del medio al mismo tiempo que su doble (Pitt). La vida de Dalton está ligada completamente a Hollywood, y es vecino de la joven y prometedora actriz y modelo Sharon Tate (Robbie) que acaba de casarse con el prestigioso director Roman Polanski. (FILMAFFINITY)
17 de agosto de 2019
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A éstas alturas un estreno de Quentin Tarantino es como un lanzamiento de un disco de U2 o alguna otra banda de sexagenarios: nadie lo espera, a nadie le gusta pero a todos importa.

Tras la decepcionante "Los Odiosos 8" donde Tarantino se permitió el lujo de destruir una Martin de 1870, (por poner un ejemplo, una guitarra Martin del año 2019 cuesta la friolera de 12.000€) y pajearse a gusto con sus obsesiones: el Spaghetti Western, las viejas glorias y los eastereggs que ni los más frikis son capaces de identificar... El resultado fue decepcionante.

Por ésta razón, se esperaba y se ha recibido, no sin cierta apatía por parte de la crítica, su nuevo "juguete": Érase una vez en... Hollywood como un flop de manual.

A priori el argumento, el reparto y el trasfondo, (criticar la época de plata del Hollywood de finales de los 60's y principios de los 70's) constituyen una fórmula lo suficientemente sólida y atractiva para darle a Tarantino la oportunidad de resarcirse.

¿Qué es y qué se nos cuenta en "Erase una vez en... Hollywood"? Una obra crepuscular de un director crepuscular: cine punk donde su director se ceba una y otra y otra y otra vez en hacer un crítica ácida al Hollywood del Miracle Mile.

Leonardo DiCaprio y Brad Pitt completan un dúo formidable y nos entregan momentos memorables que justifican sobradamente las expectativas vertidas sobre la cinta.

La fotografía a manos de Robert Richardson es impoluta y regala momentos de una belleza cautivadora. La banda sonora es otro de sus grandes alicientes: algo, que por otro lado, nos tiene demasiado mal acostumbrados su director.

Pero donde de verdad Tarantino demuestra su maestría es en el ritmo del montaje: espectacular y sin flojear en ningún momento. Cuando hay que generar suspense, sabe expandir los tiempos quirúrgicamente y cuando hay que contraer el tiempo, consigue montarnos en su propio parque de atracciones. El director rompe todas las normas lógicas que rigen el tiempo: 160 min que ves volar sin pestañear ni bostezar un segundo.

Y es ahí donde finalmente quería llegar: Tarantino confecciona su propio Xanadú, su máquina del tiempo para hacernos confidentes de personajes y situaciones que desmitifican el mito y transforman iconos en auténticos sacos de mierda.

No es la obra definitiva pero si la obra de un director definitivo y definido por su propio amor al cine y la capacidad de contarnos tramas y subtramas sin diluirse por el camino.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Buscapé
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