Con la perspectiva que da el haber crecido con la trilogía de Linklater, se puede afirmar que da las tres películas, Antes de Amanecer es la mejor de todas.

No es que las siguientes sean malas o desmerezcan en absoluto, pero no irradian esa química y aura tan especial que contiene ésta película. Aunque son plenamente disfrutables y atesoran una calidad indiscutible.

Pero Jessie y Celine aquí aportan una de las parejas más enigmáticas, naturales y cercanas a la realidad como pocas ocasiones, (por no decir ninguna) se ha conseguido en el cine.

Si bien, la premisa puede parecer a todas luces fuera de lugar: extraño conoce a extraña y en el último momento, ella decide bajarse del vagón con él para descubrir Viena. No es ese el punto importante de la película, si no la naturalidad que logra el director y sus dos personajes, que es como cuando conoces a alguien y desde el primer momento sabes que no necesitas hacer esfuerzos para conectar o mantener una conversación, todo es natural y hay comicidad. No hay incómodos silencios o lapsos que dan lugar a la duda.

Todo esto y mucho más es Antes del Amanecer, un esbozo de diálogos y situaciones plenamente identificables, donde no existe mayor preocupación que el tiempo. Pues éste juega un papel fundamental en la trama: ¿se puede llegar a querer a alguien con tan sólo unas horas de turismo en Viena?

Desde luego que sí, y que si bien la película parece ser un canto al carpe diem, realmente no lo es, es una defensa de la empatía y comicidad entre dos extraños maravillosos con diálogos totalmente improvisados pero llenos de vida. Donde él es un mochilero soñador pero no estúpido o perro flauta y donde ella es inocente pero inteligente y sagaz. Ambos se engarzan en una Viena que sale resplandeciente y arropa una relación que si bien podría ser tildada de anti románica. En su esencia final, es quizá la película más romántica de todos los tiempos porque te invita a replantearte qué es lo más importante en ésta vida: centrarnos en relaciones seguras pero vacías o valorar la importancia de conectar con una persona dejando a un lado los prejuicios ante lo que realmente es importante en ésta vida: no perder el tiempo y absorber cada segundo como si fuera el último, pero con inteligencia y honestidad.

La película no sigue en ningún momento la estructura resobada de las películas del género: es única y especial y se basa sólo en diálogos y Viena.

Destacaría la escena del río con el poeta, o la de la tienda de discos, pero sin lugar a dudas, la mejor y más divertidas: la escena donde juegan a las llamadas de teléfono.

El resto, de principio a final es de sobresaliente. Escenas como la del cementerio o el mismo final, quedan para la historia del cine.