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España España · Barcelona
Voto de El Criticón:
5
Acción. Thriller Tras el fallecimiento del primer ministro británico en extrañas circunstancias, todos los líderes mundiales se reúnen para su funeral. Pero existen planes para que el acto, que cuenta con la mayor seguridad del planeta, sea una oportunidad para acabar con los mandatarios y sembrar el caos en todo el mundo. El presidente de los Estados Unidos y sus colaboradores del Servicio Secreto son los únicos capaces de evitar la tragedia. (FILMAFFINITY) [+]
30 de abril de 2016
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si la primera entrega ("Objetivo: La casa blanca") era un divertido despropósito rebosante de testsosterona y digno heredero del mas puro cine ochentero, esta secuela es un despropósito fascistoide que casi iguala los peores filmes de Chuck Norris en el peor sentido argumental y político. Poco importa que todo árabe sea tomado por terrorista, es mas, incluso se justifican las peores acciones de los ejércitos occidentales matando hombres, mujeres, niños, etc con la única excusa de que es la única manera de acabar con un terrorista. A medida que avanza la película, nos damos cuenta que aquí lo único que importa es la vida del presidente norteamericano en un ejercicio vergonzoso del "porque yo lo valgo" o lo que es peor aun de "mi vida vale mas que la tuya". Da igual que mueran otros muchos presidentes de otros países o ciudadanos o policías (todo eso sucede y mas aun) porque en realidad aquí solo vale que nuestro protagonista ponga cara de estreñido y acompañe a su amado presidente de la manita de un lado a otro matando a todo moro que se le ponga por delante. La acción es torpe y ridícula, rozando el surrealismo mas anacrónico hasta acabar en una especie de videojuego donde da igual que matasen a nuestro protagonista porque lo único que hay que hacer es darle a un botón y volver a comenzar el juego. Ahí radica el anacronismo: nos pretenden contar una historia dramáticamente real en un escenario falso, irreal y propio de una consola de videojuegos. La carga dramática de "Objetivo: Londres" es tan psicológica y emocional como un caramelo sin abrir, la narración es plana y se limita a un "corre corre que te pillo", las interpretaciones rozan lo ridículo y los efectos especiales son de traca. Y lo peor de todo, tiene ese tufillo fascistoide típico de las películas de los hermanos Golan de los 80s. Peligroso...
El Criticón
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