Los primeros cinco minutos de "Calvary" (antes incluso de los títulos de crédito) son toda una declaración de intenciones de lo que nos vamos a encontrar, un plano fijo de Brendan Gleeson escuchando la confesión de alguien (a quien no podemos ver), una confesión que marca el desarrollo de la película y que deja caer un mcguffin propio de película de Hitchcock. Pero no, esto no es un drama, tampoco un thriller, esto no es una comedia ni tampoco es cine costumbrista. Pero al mismo tiempo es todo eso y mucho mas. Ya sabemos que John Michael McDonagh no es un director al uso, como demostró con esa otra película de géneros (des)cruzados que era "El irlandés" (también de la mano de Brendan Gleeson). Si a eso le sumas una historia abiertamente amoral protagonizada por un religioso (que parece a salvo de todo porque parece el único bueno), entonces el cóctel es explosivo y aunque parezca que nunca sepamos hacia donde se dirige "Calvary" también parece que McDonagh lo tiene claro y quiere arrastrarnos hacia un salvaje melodrama con un final sorprendente. Y es que la historia de este cura de pueblo poco tiene que ver con cualquier otra historia que hayamos visto antes de cualquier otro cura en cualquier otro pueblo. Al final "Calvary" es una historia de dramas mínimos entrecruzados con una excusa argumental (que nace de la primera escena) y mantiene enganchado al espectador en la pregunta de quien es el misterioso hombre que ha amenazado al párroco al comienzo de la película. Aunque eso es lo de menos.

Vayamos por partes: ¿El guión? magnifico, con diálogos milimetricamente perfectos. ¿Los actores? Fantásticos todos, incluido un contenido (e insuperable) Brendan Gleeson. ¿La dirección? Genial, apartada de los tópicos de la narrativa, con personajes que parecen todo cuanto nunca serán. ¿La fotografía? Espectacular (hay planos soberbios dignos de la mejor postal). ¿Que mas? Todo. Porque todo en "Calvary" es excelente pero eso no significa que sea del agrado del espectador medio. ¿Queréis ver una nueva versión de "La hija de Ryan"? Pues aquí tenéis a la salvaje "Calvary" que desmonta tópicos sobre historias rurales y consigue un milagro imposible: que un drama de casi dos horas lo devoremos con la facilidad de una película de acción de 90 minutos. Pero no hay acción en "Calvary", es como un Tarantino a medio gas con una profundidad dramática inusitada que golpea al espectador (por inaudito) pero que, sobre todo (y su mayor merito) es rabiosamente entretenida aunque no lo parezca.