La nueva película del director de la magnífica “Escondidos en Brujas” no llega al nivel de su antecesora pero sigue siendo una de esas joyas que tan poco abundan en la cinematografía actual. Es la deconstrucción de las películas de Tarantino pasada por la nouvelle vague y con tintes de comedia actual (de esas que tienen escenas alargadas hasta lo insoportable). La historia avanza sin demasiado sentido pero pronto nos damos cuenta de que esta película no es una película tal y como entendemos el lenguaje cinematográfico, es una gamberrada de una calidad insuperable que ha decidido tomar un camino diferente al que estamos habituados. Es buena a rabiar, su trío protagonista destila buen hacer y química por todos lados y nos regala joyas en forma de imágenes o diálogos que se quedarán por siempre en nuestra memoria. Es estilizada, sucia, divertida y rabiosamente inteligente, pero como sucedía con “Escondidos en Brujas” que algo sea bueno no significa que guste a todo el mundo. A mí me ha gustado, mucho, aunque ha estado por debajo de mis expectativas (considero “”Escondidos en Brujas” una obra maestra del cine actual) y, en ciertos momentos, he encontrado que los personajes deambulaban de un decorado a otro, sin orden ni concierto solo para hacerles coincidir y soltar espectaculares diálogos. A pesar de eso es una magnífica película, recomendable para los que quieren que les cuenten lo de siempre de manera diferente, menos comercial de lo que pretende y con un Christopher Walken épico. Lo mejor que podéis hacer es ir a ver esta película sin saber demasiado de ella y (al igual que sucedía con “Escondidos en Brujas”) os llevareis una magnifica sorpresa en el mejor de los sentidos.