Más que estimable biopic de Jackie Robinson, el primer afroamericano (o sea: negro) en jugar en una liga mayor de Beisbol en Norteamérica. Puede que el beisbol nos pertenezca a nuestra cultura, pero los problemas raciales si y aquí son tratados de manera inteligente (no hay buenos ni malo, solo gente racista y gente integradora). Lo más curioso es ver como, en pleno siglo XXI, en muchos de nuestros estadios, siguen habiendo animales de feria que creen que las personas de otras razas son animales, tal y como narra esta película más de 60 años antes. La película tiene ritmo, está bien ambientada, muy bien interpretada (incluso el peor actor que es Harrison Ford, está más que bien) y nos ofrece dos horas de la típica película americana de superación, buenrollismo y épica. No es muy diferente a otro tipo de películas parecidas (tanto en su vertiente deportiva como en su vertiente de drama racial) pero se deja ver bastante bien. Si no os gustan este tipo de películas ni os acerquéis a ella (reconozcámoslo, es noña y yankee hasta las trancas) pero si os gustan o os distraen, dadle una oportunidad. No es una mala película. Yo personalmente me quedo con la poderosa interpretación de Chadwick Boseman y con la mano firme con que Brian Helgeland firma las escenas deportivas. El resto es lo de siempre.