Jeffrey “The Dude” Lebowski (Jeff Bridges) es un vago de poca monta que pasa sus días ocioso, en pijamas y jugando a los bolos con sus amigos Walter (John Goodman) un veterano de Vietnam y el tímido Donny (Steve Buscemi). Su idílica existencia cambia cuando unos matones lo confunden con el millonario Jeffrey “The Big” Lebowski (David Huddleston).

Ese es el inicio de una serie de desgracias para el personaje principal, aunque con algunos buenos momentos que se mezclan, situaciones irrisorias, momentos llenos de absurdo, humor negro por doquier, traiciones, confusión una y otra vez para el elenco, los Coen se lucen a lo largo de las casi dos horas de metraje.

La definición de los personajes es inmejorable, cada uno interpretado en gran forma, un elenco amplio y realmente de lujo, algunos con pequeñas particiones como lo son Philip Seymour Hoffman o John Turturro, pero aportes gratificantes. Ni que decir de la actuación de Bridges o el mismo Goodman.

A 16 años de su estreno The Big Lebowski está consolidada totalmente como una película de culto y una de las mejores obras de los hermanos Coen, dentro de una filmografía que continúa creciendo y que pocas veces desilusiona. La principal valía que tiene radica en lo divertida y bien realizada que está, una dirección que experimenta bastante con tomas y secuencias.