Fincher recorre nuevamente un género que le deparó mucho éxito, es así como vuelve de forma magnífica al thriller y las investigaciones escabrosas. Esto de la mano de una extraordinaria historia escrita por el sueco -ahora difunto- Stieg Larsson. El primer punto a favor de la película, es respetar el origen nórdico de la misma y no llevar la historia a los Estados Unidos, pedir que fuera hablada en sueco era mucho (y no hace falta en realidad).

La trama, que en realidad funciona más decirlo en forma plural, están desarrolladas de forma exquisita y constante, se nota mucho la experiencia que ha adquirido Fincher con el pasar de los años. Realmente una sinopsis de este filme (como la que aquí se presenta) es algo muy vago y pequeño ante la gran cantidad de “micro” tramas que se desarrollan a lo largo del metraje (y estoy seguro que en la novela hay más).

Esto hace que se enriquezca el contenido de la película, lo que hace que se disfruten a plenitud las más de dos horas y media que dura, la historia engancha y en serio, los minutos finales se siente una tensión que salta las imágenes para caer en la sala de cine (o donde sea que estemos). No pienso relatar mucho de la trama, aquí creo yo que menos es más. Evidentemente un plus para los que no hayan leído la novela o visto la película sueca.

Rescatar la labor de Jeff Cronenweth que se luce con la fotografía, con escenas que se van intercambiando entre claros y oscuros, entre una atmósfera oscura y tenebrosa, hasta otra donde la claridad de la nieve llega hasta casi segarnos. La música potente por momentos, más relajada en otros, los créditos iniciales de lo mejor que he visto, una genialidad. Craig muy sobrio, Mara extraordinaria. ¡Peliculón!