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Voto de Peter Gabriel 77:
8
Western En 1868, trescientos indios cheyennes expulsados de sus tierras vivían miserablemente en una árida reserva de Oklahoma. Tras esperar en vano una solución de las autoridades de Washington, sus jefes decidieron emprender un largo viaje hasta sus praderas natales. Pero la huida fue descubierta y la caballería salió en su persecución. En el primer combate murieron el comandante Braden y ocho de sus hombres. Cuando se supo la noticia, ... [+]
28 de junio de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable aunque descompensada epopeya épica que supone el canto del cisne vaquero del maestro Ford. Bonito y reivindicativo homenaje a la raza india que acaba por ser también un canto a los viejos ideales democráticos de la América de George Washington, esa que parece que logró ver la luz del día durante unos instantes. Lo cierto es que no es el gran epitafio cinematográfico que yo esperaba, aunque le anda cerca. Parece que a Ford le hincaron la tijera en el metraje y el resultado se deja notar. Dividida en dos partes bien diferenciadas, la primera resulta en ocasiones demasiado contemplativa. O quizás fui yo. Ford quiso dotar a la obra de lirismo, de esa poesía crepuscular en imágenes para la que era un absoluto maestro, y nos abruma con una fotografía impresionante, no en vano la película contiene algunas de las más bellas secuencias de parajes desérticos y nevados, de atardeceres y cielos embriagadoramente encapotados que se recuerdan en el género. Pero por contra languidece en exceso en lo argumental, y a conciencia, ya digo, marcando un ritmo tan sosegado como las múltiples secuencias de soldados o indios cabalgando que inundan el metraje. Se permite, también, un delicioso interludio en tono de comedia a cargo de James Stewart y Arthur Kennedy, un poco bastante a contrapié pero entrañable, para finalizar, aquí sí, con una fantástica segunda mitad, de mayor ritmo e igual belleza, que pone los puntos sobre las íes tanto en la Historia como sobre el indudable talento de Ford, no hay tijera que pueda ensartar eso. Y señalar, de nuevo, el asombroso talento del que se hace gala en estos lares para desgraciar títulos fantásticos, del evocador y acertadísimo "Otoño Cheyenne" al impersonal y olvidable "El Gran Combate".
Pero siempre nos quedará Almería.
Peter Gabriel 77
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