En su ambición sin límites, Pixar se embarca en un proyecto inigualable. Nada más y nada menos que el proyecto más ambicioso que un servidor ha visto no solo en una película animada, sino en el cine en general (aunque tampoco he visto tanto). Se trata de estructurar la mente humana y con ella el cerebro, ese órgano del que la ciencia desconoce casi por completo su funcionamiento.

En un arranque de creatividad sin límites, Pete Docter y su equipo consiguen estructurar la mente humana de forma inigualable. Cada rincón de este maravilloso lugar es néctar de los dioses, cada referencia es brillante y en conjunto consiguen explicar y crear una teoría de cómo funciona la mente que es casi tan verosímil cómo la visión actual de la ciencia. Quizás sea cuando la mente interacciona con el medio real cuándo vemos los primeros problemas, las islas de la mente son demasiado simplistas para explicar una realidad tan compleja, las emociones no son tan sencillas... ¿Pero qué importa? Si nos podemos quejar de esto es porque Pixar ha hecho fácil lo difícl, ha creado de forma dinámica y divertida una estructura mental brillante, es evidente que hay fallos, ni los propios científicos saben cómo funciona la mente humana. El subconsciente, el lugar dónde se crean los sueños, el propio concepto de recuerdo y de pensamiento en forma de bola, son ideas sensacionales que se acoplan a un mundo jamás visto en la animación.

Las emociones están genialmente caracterizadas pese a su simpleza. Y digo simpleza pero no es verdad, porque las dos emociones protagonistas son personajes complejos que a medida que avanza la película evolucionan, se descubren y por encima de todo descubren su lugar en el mundo y la sinergia que existe entre ellas. La dinámica entre Tristeza y Alegría que ocupa una de las tramas principales de la película es brillante, porque Pixar hace chocar a dos caracteres tan opuestos de una forma sútil y para nada forzada, consiguiendo marcar cada una de las etapas del viaje que realizan e ir cambiando progresivamente los diálogos y la forma de hablar de los dos personajes para culminar en un clímax brillante que quizás no zanje la película cómo me habría gustado a mí pero sí zanja el arco correspondiente de una forma espectacular. Aunque la historia que sucede en el mundo real es algo cliché, cada diálogo de las emociones interiores aporta un humor inteligente pero a la vez situacional, transformando lo cotidiano en ingenioso y apelando a lo más hondo del espectador al tratar recuerdos y situaciones que todos hemos vivido.

Pete Docter crea una película brillante, con ráfagas de genialidad eclipsadas por la propia ambición de la idea que terminan eclosionando en la película que hemos visto. "Del Revés" es la película más diferente de Pixar hasta la fecha y sobre todo, la más ambiciosa.