Chico inexpresivo conoce a chica. A él le mola ella, ella se deja querer pero… he aquí que aparece en escena el marido ex convicto, que vuelve a casa tras un tiempo entre rejas. Y en vez de quitarse de en medio como haría todo buen hijo de vecino, en un acto tremendamente altruista, se dedica a ayudar al marido a resolver unos “problemillas” con unos mafiosos con el fin de que la chica, su marido y el hijo de ambos puedan vivir en paz como una familia feliz (aunque en el fondo, todos sabemos cuál es la verdadera motivación…)

Los primeros tres cuartos de hora de la película me dediqué a preguntarme qué hacía viendo eso. Los siguientes 45 minutos reconozco que me gustaron (a ellos se debe que llegue al 5), pero quizás solo sea debido a las antiguas reminiscencias instintivas de nuestros antiguos antepasados depredadores, ya que fueron las altas dosis de violencia las que consiguieron animarme y despertarme de mi cada vez más pronunciado letargo.