Poco puedo aportar más que las críticas anteriores, si acaso la mía puede servir para reafirmarse lo que se ha dicho antes.

Visualmente es muy original y creativa. Sin una explicación explícita entenderemos cómo funciona el intercambio de cuerpos, la organización de la memoria y el caos social que produce. La simpleza del dibujo es positiva en este caso y viene acompañada de una animación fluida en todos y cada uno de los episodios.

Y sobre la historia en sí...
Kaiba es, al menos al principio, un drama inteligente que explota muy bien dilemas sobre la individualidad, la muerte y el valor de los recuerdos. Aunque existe un poco de humor, solo sirve para aliviar el mal sabor de boca que dejan algunos capítulos que no dejan un respiro. El ritmo de acción va acelerado y hay poco tiempo para aburrirse: me la tragué en un día.

Tengo que decir que estuve a punto de ponerle un 10 redondo a la serie, pues no había visto algo tan bueno en mucho tiempo y realmente se la recomendaría a cualquier persona, pero si habéis leido el resto de críticas, sabréis lo que pasa.

Hasta el capítulo 7-8 se desarrollan pequeñas historias muy poderosas y emotivas en boca de personajes que apenas aparecen más de un episodio. A partir de ese momento, empiezan a contarnos la historia del protagonista, y nos damos cuenta de lo poco que nos importa porque estábamos muy bien antes de que llegase.

Pero es necesario acabar la serie y hay un esfuerzo en vano por hacerlo a lo grande. Tanto, que empieza a perder el perfecto sentido común y originalidad que tenía antes la historia, a meter política insulsa, romance insulso, conspiraciones y traiciones que no era lo que nos gustaba de la serie.

No es que esta trama final sea particularmente mala, pero lo parece tras los dos primeros tercios de la serie.