La película no podía comenzar mejor, una primera escena con una gran fotografía nocturna y que es de gran suspense. A partir de aquí nos encontramos entre Nueva York y Tel-Avit. Todas las escenas en donde hay diálogos son muy buenas, con un gran guión diseñado minuciosamente a partir de los escritos de Hannah. Hay que tener en cuenta que es una historia real, lo que ha hecho la experta directora alemana es coger un suceso y a partir de aquí diseñar una gran película. El guión es bueno, pero si hay algún aspecto deficiente son los flashbacks innecesarios, sobre todo porque no te cuentan nada importante, solo añade algo que ya sabemos de las discusiones en Nueva York. Esta técnica, cuando se emplea tiene que ser para añadir cosas importantes, pero en este caso no es así.
Barbara Sukowa hace una gran actuación, en un personaje complicado que tiene que luchar contra todo el mundo para mantener sus ideales. Si pensamos en el personaje Hannah y no en la actriz alemana, no entiendo su actitud, sus explicaciones son claras, pero a nivel personal no las comparto. Como esto es una reproducción de un hecho real, sin ningún tipo de posicionamiento, esa recreación histórica es muy buena, queda claramente explicada su actitud. Todo esto lo van contando poco a poco, en cuatro momentos básicos e imprescindibles.
La narración del juicio es perfecta, vemos imágenes desde diferentes puntos de vista, con una escena inicial del primer día que es un prodigio de fotografía y montaje.
Muy recomendable, pese a ser una película muy lenta y de momentos contemplativos, nunca aburre y mantiene el interés hasta el último minuto.
Interesante el final de la película, antes de los títulos de crédito, en donde vemos Manhattan de noche y la cámara se mueve de forma lenta, permitiéndonos disfrutar de esta gran ciudad en oscuridad.