1870, estado de Colorado (EEUU). Jay Cavendish, un joven escocés, de 16 años, cabalga solo, camino del Oeste, en busca de su amada Rose; lo que no sabe es que tanto ella como su padre tienen puesto precio a sus vidas, se ofrecen 2.000 $ a quien los capture, vivos o muertos. Al joven Jay, que por su inexperiencia, jamás hubiese llegado él solo a su destino, se le une Silas Selleck, un forajido que al conocer la intención del viaje del chico ve que este le va a llevar fácilmente a su botín. Durante el viaje veremos en flashbacks la relación entre Jay y Rose, y el motivo que llevó a esta y su padre a huir a América. La convivencia durante el camino entre Silas y Jay les hará conocerse mejor y producir algún cambio importante en uno de los dos.

John Maclean debuta como director de largometrajes con esta película, un western intimista, que une a las características propias del género una mirada que prima tanto la acción y la aventura, como el interior del ser humano, y lo hace sin grandilocuencia, de manera escueta, sencilla, directa, apoyado en un guion, escrito por él mismo, certero en los diálogos, dotado de un buen humor... negro, y con una dirección precisa, sin perderse en nimiedades, ni visiones superfluas, yendo desnudamente en cada momento a lo que quiere decir, simplemente, con las secuencias y escenas precisas, sin perder por ello un ápice de sensibilidad (la historia tiene un fuerte contenido romántico), sin elipsis tampoco, todo lo que se nos cuenta.

A destacar igualmente, junto a la dirección y el guion, la música compuesta por Jed Kurzel (hermano de Justin, un más afamado compositor), solista, además, de los instrumentos de cuerda, y de la percusión, que aparecen en la banda musical.