Alfredo y Carmen forman un matrimonio, sin hijos, ambos treintañeros. Él trabaja como vendedor de enciclopedias a domicilio; ella como peluquera. La ilusión de Carmen es tener un hijo, Alfredo no tiene ilusiones, aunque, últimamente, poder pagar a su casera los recibos del alquiler del piso donde habitan se está convirtiendo en una fantasía para él debido a las pocas enciclopedias que consigue vender. Ante este hecho, la decadencia de la venta de libros a domicilio, un día Alfredo es llamado por el propietario de la editorial, junto a los otros tres vendedores que quedan, y sus respectivas esposas, siendo sorprendidos por una extraña proposición: Que rueden en 8 mm. escenas maritales, para ser vendidas, junto a fascículos, en países escandinavos. Alfredo y Carmen aceptarán el reto.

Debut de Pablo Berger en la dirección de largometrajes. Ópera prima que aborda con desparpajo y buenos conocimientos técnicos, logrando un producto más que aceptable y muy dinámico. Como autor del guion no considero que Berger esté tan afortunado, aunque sí hace un trabajo correcto, con bastante humor, siempre con gran sentido de la ironía. El mayor lastre de esta película es su bajo presupuesto, lo que se nota en demasía, si bien la ambientación que hace de los primeros años 70 resulta muy acertada, tanto con el decorado, vestuario y etalonaje.

Comedia muy ácida sobre un matrimonio que trata de sobrevivir con dignidad a pesar de su pobre economía. Para huir de dicha precariedad tomarán una salida que acabará superando al personaje de Alfredo, no así al de Carmen, que pronto verá la vía de escape de su particular encrucijada por ser madre. Exposición de una clase media de la España urbanita de comienzos de la década de los 70 hecha de manera superficial, el núcleo de la acción (la ilusión-ambición de Alfredo por hacerse director de cine, emulando a Bergman, al tiempo que consigue su buen dinero para salir de las apreturas económicas con las que vive. Y la ya comentada obsesión de Carmen por ser madre) ocupa todo el espacio de este trabajo y no deja apenas sitio para historias secundarias, que sí las hay, pero inconsistentes, mediocres y ordinarias.

La interpretación de la pareja protagonista es buena, en el caso de Javier Cámara, y muy buena en el de Candela Peña.