El terror de arte y ensayo ya tiene al menos tres títulos para que los aficionados al género graviten y posibiliten su existencia: The Babadook, de Jennifer Kent, It Follows, de David Robert Mitchell y esta The Witch, de Robert Eggers. Hypeadas en festivales internacionales, esta última viene de Sundance y es una historia bastante simple, inmune a cualquier tipo de ironía, incluso a su humor final.

Es todo muy opresivo y evidente: la resolución final sugiere una feliz connivencia de brujas que en manos de un director menos plasta hubiera sido nietzscheano, irónico, divertido, secular, gamberro....en fin, cualquier cosa, menos una liberación más, que da al conjunto un aspecto "directo" y cuyos visos de profundidad, en planos generales, se quedan en el plano general de la profundidad misma: un recado y nada más.

Si sobreviven a su ritmo tedioso y a su falta absoluta de intriga en lo que sucede, puede que encuentren valor en las actuaciones de Ineson y la joven Taylor-Joy.