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Voto de John Dunbar:
5
Acción. Thriller La Mayor Susan Turner, líder de la antigua unidad militar de Reacher, es falsamente acusada de traición. Jack Reacher tendrá que sacarla de prisión y descubrir la verdad detrás de una conspiración gubernamental para limpiar sus nombres y salvar sus vidas. Durante el escape, Reacher descubrirá un secreto de su pasado que podría cambiar su vida para siempre. Secuela de "Jack Reacher" (2012). (FILMAFFINITY)
26 de abril de 2018
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Cambie usted a Jack Reacher y ponga en su lugar a Ethan Hunt, Bill Cage o Jack Harper, por mencionar a algunos de los últimos salvaguardas a los que Cruise ha tenido que poner su rostro. Las afrentas transcurren, los enemigos son vencidos y las hazañas le encumbran una tras otra. El papel de héroe se lo conoce muy bien y lo interpreta mejor. Siempre al límite, siempre expuesto, siempre malherido y, sin embargo, siempre ganador. Como caído del cielo. ¿Por qué no iba a serlo de nuevo?
Pues los patrones están, lo que no está es nada que uno no espere. Con su predecesora ya habían quedado sobradamente demostrados todos esos requisitos y, además, le había quedado un thriller más que potable. En 'Nunca vuelvas atrás' pocos, por no decir ningún nexo, queda con aquel Reacher presentado en 2012, y todo para que la estrella termine haciendo con piloto automático incorporado aquello que lleva haciendo durante los últimos veinte años. La culpa, un guión con pocos sobresaltos, conspiraciones usando el manual y un cambio de fichas en el rol femenino más hiperactivo que tampoco termina por ser de gran trascendencia, a pesar de la laboriosa preparación para el personaje de la bella Cobie Smulders ocupando el lugar dejado por Rosamund Pike. Ningún cambio reseñable que la justifique, a excepción de tratar de seguir haciendo caja. Incluso el héroe Cruise, volviendo a surgir cual sombra del pasado, se presenta como un apóstata del mismo. Por supuesto, nadie debería extrañarse cuando los devenires azarosos presentados al protagonista se conviertan en obstáculos irrenunciables para que Cruise tenga que hacer de Cruise, una vez más y, en esta ocasión, a su pesar. Como buen adalid con un deber a cumplir.
Cabe, no obstante, cierta benevolencia: para no ser necesaria y no haber excesivas variantes en el argumento, si se la tiene en cuenta de forma individual, resulta un creíble y buen entretenimiento.
John Dunbar
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