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Voto de John Dunbar:
5
Comedia Dos excelentes estudiantes y grandes amigas, en la víspera de su graduación de su instituto, de repente se dan cuenta de que podrían haberse esforzado algo menos en clase y haberse divertido más. Así que deciden hacer algo al respecto para compensar tanto estudio y tan poca diversión: recuperar los años perdidos en una noche loca. (FILMAFFINITY)
5 de octubre de 2022
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Su propósito es tan bienintencionado que todavía me llama la atención; su resultado, por contra, deja de ser viable a los pocos minutos y, lamento decir, me ratifica otra vez, lo que pienso cuando las mujeres quieren ser realmente divertidas, que lo son bastantes menos de las veces que pretenden. Hecha por mujeres (con Wilde debutando como directora al frente) y quisiera no decir para mujeres. Será que el gamberrismo es de dominio público mayoritariamente masculino, mal que pese, y cuando el oficio de la comedia juvenil es puesto en manos de féminas, pierde esencia, por no llamarlo gracia. Será que para ser gamberro de verdad habrá que liberarse de determinados corsés que no son los que sin pericia trata de eliminar 'Booksmart'. Como muestra un botón, la escena en coche con el director Brown (Jason Sudeikis): de las pocas que funcionan.
La creciente ola globalista, porque sí, en todos los ámbitos de la vida, venga o no venga a cuento, rechina como una puerta sin engrasar, condicionando con atisbo de ecuanimidad un argumentario progresista que, puesto en práctica, donde allí habría de haber una carcajada acaba habiendo indiferencia. Sus dos jóvenes protagonistas, estupendas en sus roles por otro lado, son dos nerds que encajan a la perfección en el perfil de 'joven empollona y responsable busca amigos desesperadamente para sociabilizar'; ahora, la pregunta es ¿de qué manera los busca?
La irrealidad llama a la puerta y quiere hacernos creer que el desmadre ampara al vago con un éxito académico o futuro prometedor que no habría de tener para que el responsable camine en sentido contrario, como si sus pretendientes fueran dos hijos de la misma madre, activando un resorte en el empollón(a) de libro, nunca mejor dicho, que no sabía que tenía. Y todo para terminar comprobando en la práctica que hay cosas que nunca cambiarán, encontrando con la misma celeridad que la euforia que se desvanece, un rayo de esperanza como quien encuentra una aguja en un pajar. Y todo, todo, sin dar con la tecla que lo mueve y te mueve para llegar hasta ahí, la risa.
John Dunbar
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