Cuando ruedas una peli de la que todo el mundo únicamente parece recordar la escena más bestia que a la par resulta ser la más destacable, lo normal es que todos te acusen de que hay algo que no has hecho del todo bien, tito Hitchcock. Es cierto que en 'Psicosis' también pasaba, pero a diferencia de ésta, en aquella la famosa escena de la bañera, además de concluir uno de los mcguffin mejor pergeñados de la historia del cine (y que lamentablemente la enorme sorpresa que debiera causar ya se ve anulada porque su spoiler ya forma parte de la cultura popular), se transformó en todo un icono, que como acabo de decir ya forma parte de la cultura popular siendo evidenciado y reverenciado en miles de ocasiones, siendo la puntilla de unas de las mejores películas de la historia y de la cumbre del cine de Hitch. En cambio, cuando aquí el mayor recuerdo que dejas es una escena atroz y explícita aunque a día de hoy está más cerca de provocar sonrisas que espanto, y además poseedora de un absurdo incuestionable (a diferencia de otras del oriundo director, aún no se sabe si el humor negro del guión es pretendido o simplemente es fruto de lo ridículo de muchas situaciones).

Precisamente el hecho de la poca seriedad que el horrendo libreto de Brian Moore posee da pie a sospechar de si el resultado final era realmente lo que el otrora maestro que deslumbró con obras cumbre como la ya mencionada 'Psicosis' o 'Los pájaros' pretendía conseguir. Y es que escenas tan pedestres y que exigen tanta credibilidad por parte del espectador como la del autobús falso que no puede parar antes de llegue el auténtico (si metemos a Sandra Bullock en ese autobús ya tenemos la semilla de 'Speed'), la pasajera rubia impertinente a la que deseas que Paul le haga correr una suerte muchísimo más cruel que al inefable Gromek, la aristócrata pesadillesca que es capaz de zancadillear a policías y dar todo un manual de indiscreción, o la cantante de ópera rencorosa que por algún motivo desconocido parece odiar a los dos protagonistas, que acaba convirtiendo cada una de sus apariciones en un running gag de dudosa inteligencia. Si a ello le sumamos una interpretación del dueto protagonista aún más dudosa, con una Julie Andrews que la pobre se ve que lo intenta pero que únicamente su papel parece no dar para más que para poner caritas de pena, o un Paul Newman que a pesar de que muchos digan que aporta credibilidad y porte, yo lo veo demasiado encorsetado y con cara de acojonado todo el rato, sin el menor símbolo del carisma que en otras obras pudimos contemplar.

Mención aparte como no merece el retrato vulgar y surrealista que el film hace de la Europa del Este y de los comunistas en general. Y es que aunque precisamente lo que fue la Alemania Oriental diste mucho de la perfección, plantearlos como una panda de inútiles (mención aparte en spoiler, por favor), locos que viven en un constante toque de queda (la escena del instituto con los estudiantes persiguiendo a Newman, dando como única pista sobre su aspecto físico que tiene pinta de profesor, sin palabras), llena de gente egoísta que solo desea irse (el "papelón" de la aristócrata venida a menos, que se ofrece en adopción cual huerfanito), y ya finalmente, como una panda de ladrones que se dedican a atracar ¡autobuses! es ya el no va más. Todo ello rematado con el final de traca en el que los americanos son los héroes del mundo entero, y donde todos desprecian a los comunistas alemanes, salvo los propios rusos (vendrá a ser más divertida la triste realidad de hoy). Una trampa demasiado apetecible en una época dominada por la Guerra Fría a la que era fácilmente caer en el género de espionaje, pero que encima sea Hitchcock quien venda su cuerpo de tal manera es aún más doloroso.

A pesar de todo, la peli tiene sus cosas. Y es que a pesar de que la simplicidad y el maniqueísmo de la historia tampoco es que den para mucho más, Hitchcock es capaz de reunir los elementos justos para dar lugar a un claustrofóbico thriller que a pesar de sus más y sus menos se torna realmente entretenido, y a pesar de que en muchos momentos tienes la sensación de que lo que te están contando es un poco pastiche y seas incapaz de sentir empatía por la increíble pareja protagonista, prosigues deseoso de saber como termina el entuerto, y eso es algo que solo consiguen determinados maestros. Con un ritmo lento que va in crescendo como buen thriller que se precie, y con algunas escenas magnéticas (el ya comentado asesinato de Gromek, que a pesar de que al inicio sabes que se cuece algo realmente horrible te muestras incapaz de dejar de mirar la pantalla, dejando que Hitchcock conecte con tus morbos más oscuros una vez más) y secuencias realmente tensas, amén de un desenlace que a pesar de lo exagerado es bastante satisfactorio, calificar a 'Cortina rasgada' como una obra menor no es precisamente un pecado, aunque a pesar de sus múltiples fallos y limitaciones, es una curiosidad más en la obra del llamado maestro del suspense que nunca sería un error ver al menos una vez en la vida.

·LO MEJOR: La tensión y el magnetismo que desprende en muchos de sus momentos.

·LO PEOR: La bochornosa propaganda anticomunista con la que sus creadores parece que pretenden contagiarnos a lo largo del film.

PD: Mención especial para la crítica de fantomas, que me ha provocado una gran carcajada y que me hizo captar a la perfección el espíritu de lo absurdo que posee la película.