El visionado de '3 días' supone toda una experiencia cercana al dolor físico (el mental queda garantizado), por lo que cada ser humano que pretenda acercarse a este subproducto proveniente directamente del inframundo debe saber que recibirá al menos cinco puntos de sutura craneal por cada uno de los cinco siguientes motivos.

I) Situar la acción apocalíptica fuera de las grandes ciudades de los EEUU a un pueblo de la Andalucía más retrógrada posible no es un simple símbolo de inteligencia, sino de la clara intención de no saber como ocultar la falta de presupuesto. Algo que me resulta perfectamente loable, sino fuese porque parece que la infraestructura de la zona es comparable a la de Etiopía viendo las casas y el resto de instalaciones. Traslación cuanto menos fallida.

II) La fotografía sumamente apagada con tonos sepia no solo transmite sensación de innaturalidad absoluta, sino que además molesta y aporta una estética aún más feísta que, acompañada de la pobreza de los emplazamientos, poco o nada juega a favor del film. La cámara en todo momento parece suplicar mayor abertura del diafragma, o por lo menos que alguien deje de hacer el gilipollas en postproducción. Ni sensación de apocalipsis ni de suciedad, ni nada, solo dificultad para ver con claridad la acción. Algunas secuencias de montaje epiléptico y rodadas de manera aún más artificial si cabe tampoco ayudan precisamente, si bien parecen haberle servido a Gutiérrez para que le pusieran al mando de 'Rings' (porque terror dan desde luego, aunque no precisamente por miedo).

III) Utilizar la vertiente apocalíptica como simple anzuelo para encubrir el verdadero género e intenciones del film es algo también perfectamente loable. El problema es que cuando el gatillazo de sci-fi apocalíptica deviene en un thriller sin ningún tipo de gancho y con una propuesta más que trillada y sin sentido, la cosa no hace más que seguir torciéndose (¿alguien es capaz de creerse en algún momento las motivaciones del psicópata en pleno fin del mundo?).

IV) Gutiérrez da toda una lección de como crear a una legión de personajes a cada cual más repelente e imbécil. El problema no es solo la falta de empatización con cualquiera de ellos, es el odio sobrenatural que despiertan en cada momento. Empezando por el protagonista, un ser completamente idiota que ni siente ni padece (curioso lo poco que le importa su amigo comparado con el ataque de paternalismo final) y que con cuyas acciones únicamente parece dificultar aún más que las cosas salgan bien (su imbecilidad es tal que se convierte en el mayor aliado del villano cuando cualquier persona coherente se sabe que habría actuado diferente). Pero si vemos de donde sale, de su madre, entonces todo tiene sentido; personaje absolutamente incomprensible, pésimamente escrito y que deseamos que desaparezca de pantalla en todo momento. Los niños son repelentes y ya, al menos no bajan de la media. El que mejor parece pasárselo es el psychokiller del tres al cuarto que interpreta Eduard Fernández sin la menor convicción en una interpretación flojita cuanto menos, y cuyas motivaciones son completamente risibles, carentes de sentido, y con un perfil excesivamente tópico.
Si la peli tuviera personajes coherentes con un guion medio apañao conseguiría salvar un par de escalones; el problema es que estos sepultan aún más el mediocre resultado final.

V) La resolución final que trata de cumplir con todo lo que requiere el expediente: ni el intento de giro a lo Shyamalan que muestra como presuntamente todo encaja y tiene sentido, ni el forcejeo final que no debe faltar, ni la irrupción amorosa de última hora para tratar de dejarnos descolocados ante lo que se nos viene encima. Es precisamente en este hecho donde podemos constatar definitivamente la desvergüenza y la falta de capacidad de un autor al que el libreto no solo se le escapa de las manos, sino que directamente no sabe qué hacer con él.

CONCLUSIÓN: En el cine español no solo hay que apostar por tratar de hacer algo diferente, hay que tratar de HACERLO BIEN. Los norteamericanos son la cara y la cruz de la misma moneda: nos demuestran como despilfarrar millonarios presupuestos y a la vez como sacar petróleo con escasos recursos con propuestas alternativas a la que '3 días' intenta acercarse. Sin embargo, no solo constituye una de las propuestas más mediocres que el cine español de género ha dado recientemente, sino que es todo un manual lleno de directrices a seguir con todo aquello a no repetir si eres un cineasta español y vas a intentar labrarte un nombre en el cine de género. Quizás con el paso de los tiempos F. Javier Gutiérrez se convierta en uno de ellos (al menos es lo que muchos esperaban tras las esperanzas que sintieron tras ver esto), pero tras la insufrible 'Rings' parece que por el momento estamos ante un cineasta al que le falta tanto un buen libreto al que acogerse como de madurar un estilo personal acelerado que molesta y cansa.

·LO MEJOR: Utilizar el enfoque apocalíptico para envolver el resto.

·LO PEOR: Lo demás.