Nación Salvaje (Sam Levinson, 2018)

Tengo que decir que está película me la ví sin tener ni idea de lo que iba a ver. Por lo que voy con la mente limpia sin prejuzgar. Y después de visto lo visto, hay mucho que comentar.

Sin duda es una apuesta tremendamente ambiciosa, tanto en guion como en la puesta en escena. Sam Levinson, su director y guionista, tiene talento para jugar con temas como la tecnología, expresión juvenil, la diferencia de vida privada y pública, justicia social, ...
Pero también es talentoso al plasmarlos de forma orgánica y fluida. Su deliberadamente tono sexual, funciona perfectamente y da el enfoque exacto para la perspectiva. Por otra lado, el ritmo está a tope en todo momento, por lo que no hay mucho tiempo para pararse a pensar mucho las cosas.

La historia sabe construirse con una primera parte que cuenta un relato sesudame realista del mundo digital y la juventud. La fotografía funciona a neones, con insertos de primerísimos primeros planos de las protagonistas y con planos dinámicos. Estos planos buscan la emoción constante y consiguen meterte fuertemente en la historia. El montaje también es muy dinámico, usa la pantalla partida y juega con ellas, para mostrar tiempos y espacios espectaculares.

En su segunda parte, hay un giro de 180°, que pasa de algo intencionalmente verosímil, a una distopía apocalíptica. Es aquí donde la película explota con escenas ultravioletas con mucho gore. Un ejemplo de ello, es la escena de la home invasion, que es un plano secuencia que te mete de lleno en el terror de los personajes.

Con todas éstas flores, la película se desincha bastante en el supuesto mensaje trabajado y maduro. La prefiero en lo técnico más que en lo narrativo. Como he dicho antes, el montaje o fotografía son realmente buenos para historia que están contando.

Ahora creo que como reflexión, aunque es interesante, es un poco inmadura y se posiciona bastante al principio. La voz en off de la protagonista, hace que los momentos más reflexivos se diluyan con una bonita exposición. No la quiero tachar de tóxica, porque no me puedo tomar en serio su segunda mitad. En su primera mitad tiene situaciones, más que diálogos, que hacen una reflexión es si misma. Pero su segunda parte, fuera de su deleite visual, busca ir a un punto más de blackmirror. Y a blackmirror le tiene cogido muy bien tanto el tono, como la amplitud de la reflexión. Aquí, es demás moralista, y ese mensaje tan estadunidense del culto a las amar del final, creo que equivoca el mensaje.

Como apéndice está la resolución final de la película, en su última escena. Sin revelar nada, busca claramente ser graciosa de una forma muy negra. Pero independientemente de que no me lo parezca, resumen la tesis de la película: una cínica e inmadura visión del mal del siglo XXI.