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Colombia Colombia · Bogotá
Voto de SimonaI:
9
Drama Manuel, un niño de nueve años, que juega al fútbol todos los días en el campo con una vieja pelota, sueña con llegar a ser un gran guardameta. Su alegría es enorme cuando, Ernesto, su padre, le regala un balón nuevo; pero, desgraciadamente, un accidente inesperado hace que el balón caiga en un campo minado. A pesar del peligro que supone, Manuel, que no está dispuesto a renunciar a su balón, convence a sus dos mejores amigos, Julián y ... [+]
30 de julio de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los colores de la montaña desde una perspectiva inocente pero no infantil, sabe dar cuenta de la cotidianidad de algunas regiones del país. Esta película tiene el don de transportarnos fácilmente a nuestra niñez, de recordar esas frases célebres entre amigos, de recordar esa lógica implacable que manejan y esa crueldad – ternura que los caracteriza. Por un momento fuimos iguales. Fuimos niños.

Sin embargo, esta misma película se encarga de mostrarnos lo ilusos y pretensiosos que podemos llegar a ser los espectadores. Gústenos o no, la realidad de los niños y la población en general en algunas zonas del país, es la de una realidad de violencia. Se nos recuerda una vez más que si bien la inocencia persiste, no se puede evitar la realidad o tapar el sol con un dedo. Nos recuerda que todos no somos iguales, que mi familia no ha tenido que debatirse en la difícil decisión de quedarse en el que ha sido siempre su hogar y morir, o irse, salvar la vida y afrontar la miseria. Me recordó que a pesar de los peligros que acechan en las ciudades, estos peligros (sin ser más o menos graves) son distintos y que las zonas rurales del país, aún para un colombiano, un colombiano de ciudad, es otro mundo.

El conflicto colombiano es tan universal, que es muy difícil que alguien no comprenda esta película. Extranjero o nacional, conozca o no nuestro conflicto, se dará cuenta que no es solo nuestro. Es una historia que se repite con otros nombres y en otros lugares, que sigue la misma dinámica violenta en tantos lugares, que un Julián, Manuel o “Poca luz” no son seres extraños. La película, deja la certeza que la ley del fusil lleve quien lo lleve, deja al más débil e inocente desprotegido. La población civil en medio del conflicto es la que paga los platos rotos.
SimonaI
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