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Voto de Lafuente Estefanía:
7
19 de agosto de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las luchas en el Oeste entre ovejeros y vaqueros tienen cierta tradición en el western, por eso conviene recordar que ya marcharon desde España ovejas de raza churra al Nuevo Mundo en el segundo viaje de Colón (1493). Luego Hernán Cortés las llevaría a México en 1519. Desde entonces se difundió esta ganadería por Nueva España y todo el SE de América del Norte. Desde comienzos del siglo XIX se desplazó este ganado hacia el Oeste, donde la competencia entre los dueños de los rebaños de ovejas y de vacas ocasionó numerosos enfrentamientos por la competencia por los pastos y por el agua. Pero también los vaqueros creían equivocadamente que las secreciones de ciertas glándulas de las patas de las ovejas impedían comer a las vacas donde aquellas habían pastado.
Y esto es lo que sucede en "Furia en el valle" donde los vaqueros pretenden expulsar a los ovejeros: "Las ovejas huelen mal y ensucian los pastos". Tradicionalmente aquellos suelen mostrarse violentos e intolerantes, mientras estos otros, tal vez contagiados de la mansedumbre de su ganado, se muestran más bien aborregados y fáciles de dominar.
No es lo que ocurre en esta cinta, donde Jason Dulce (Ford), contra lo que promete su apellido, muestra su astucia y valentía imponiendo su ganado y birlándole al mayor propietario de reses vacunas, Johnny "el Coronel" (Nielsen), a su chica Den (MacLaine), en una conquista que tiene algo de "La fierecilla domada" shakespeariana.
Sin dejar de ser una película de vaqueros, tiene una serie de finos gags humorísticos que le dan amenidad sin rastro de astracanadas, destacando en ello sobre todo Ford y MacLaine, así como el magnífico secundario que hace de dueño de la caballeriza, Nick, que cuando enumeran las posibles enfermedades de sus caballos, paperas y difteria, salta raudo: "La difteria no, que la he pasado yo".
En conjunto una buena película de "ovejeros" con magníficos paisajes muy bien fotografiados, sobresaliendo la belleza de los chopos o álamos en el inicio del otoño.
Y esto es lo que sucede en "Furia en el valle" donde los vaqueros pretenden expulsar a los ovejeros: "Las ovejas huelen mal y ensucian los pastos". Tradicionalmente aquellos suelen mostrarse violentos e intolerantes, mientras estos otros, tal vez contagiados de la mansedumbre de su ganado, se muestran más bien aborregados y fáciles de dominar.
No es lo que ocurre en esta cinta, donde Jason Dulce (Ford), contra lo que promete su apellido, muestra su astucia y valentía imponiendo su ganado y birlándole al mayor propietario de reses vacunas, Johnny "el Coronel" (Nielsen), a su chica Den (MacLaine), en una conquista que tiene algo de "La fierecilla domada" shakespeariana.
Sin dejar de ser una película de vaqueros, tiene una serie de finos gags humorísticos que le dan amenidad sin rastro de astracanadas, destacando en ello sobre todo Ford y MacLaine, así como el magnífico secundario que hace de dueño de la caballeriza, Nick, que cuando enumeran las posibles enfermedades de sus caballos, paperas y difteria, salta raudo: "La difteria no, que la he pasado yo".
En conjunto una buena película de "ovejeros" con magníficos paisajes muy bien fotografiados, sobresaliendo la belleza de los chopos o álamos en el inicio del otoño.