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Voto de Lafuente Estefanía:
8
Cine negro. Drama. Romance. Thriller Johnny Farrell (Glenn Ford), un aventurero que vive de hacer trampas en el juego, recala en Buenos Aires. Allí lo saca de un apuro Ballin Mundson, el propietario de un lujoso casino, que acaba haciendo de él su hombre de confianza. Un día, Mundson le presenta a su esposa Gilda. Su sorpresa no tiene límites: fue ella precisamente quien lo convirtió en lo que es: un ser cínico y amargado. (FILMAFFINITY)
18 de febrero de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un casino de juego en una ciudad neutral durante la II Guerra mundial, pongamos Buenos Aires. Un hombre se encuentra con una antigua amante ahora casada con un enigmático personaje. Discretos secundarios que no lo son tanto. Los nazis al fondo van detrás de un producto fundamental para el futuro, el tungsteno. También un aeropuerto al que la policía llega tarde para impedir el despegue de un avión. Y una música y alguna escena que quedarán para siempre en la historia del cine.
Gilda, siempre nos quedará Casablanca.
La historia de una pareja con sus odios y sus desamores, con sus celos y reproches. Por aquí pocas novedades.
Un guion poco comprensible por momentos, que se desarrolla con un ritmo renqueante, con altibajos.
De acuerdo, todo esto flojea. Pero a cambio tenemos delante unos cuantos personajes que se bastan y se sobran para levantar la cinta con sus diálogos e interpretaciones.
Ahí está Gilda (Hayworth), puro "Instinto básico", sensual, despampanante, lo mismo enfundando sus piernas en unas medias negras de seda como desenvolviendo el guante negro bien ceñido a su antebrazo.
Ahí está Johnny Farrell (Ford) que a duras penas consigue mantener el tipo delante de Rita. Ni a bofetadas. Un buen personaje que se debate entre el amor loco y los celos que se lo comen.
Ahí está, ojo, un secundario de lujo, Tío Pío (Geray), filósofo y psicólogo que cala a las personas, y a las parejas, a la primera como buen empleado que es de lavabos. "Una arpía" y "un paleto". Y lo clava.
Ballin Mundson (Macready), el marido memo, lo mismo que los nazis que pululan por allí, puro decorado de cartón piedra.
Y en el fondo todo es una tapadera de oscuros intereses en los que intervienen los alemanes afincados en Buenos Aires a cuenta del tungsteno o wolframio. El único elemento químico de toda la tabla periódica descubierto en España y por españoles. Los hermanos riojanos Fausto y Juan José Elhuyar lo hallaron en el laboratorio químico del Real Seminario de Vergara manipulando la wolframita (1783). Ciertamente era entonces, y sigue siendo, un elemento estratégico por usarse para fabricar los filamentos de las bombillas incandescentes, tubos de rayos X, herramientas de alta velocidad, electrodos de soldadura, hélices de turbinas, municiones para atravesar blindajes ... hasta para los palos de golf, dardos o agujas de fonógrafos.
Una película mítica con escenas que han trascendido a la historia del cine. Con sus altibajos.
Una película que debe verse, como todo en la vida, tratando de ponernos en el momento y en el contexto en que se realiza.
Final en el casino que acaba de cerrar la policía. Lo mismito que el Ricks. Apuesten. No va más. ¡Rien ne va plus!
Lafuente Estefanía
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