Como muy bien se resume en la sinopsis de la cinta, nos encontramos en un western post guerra de Secesión, donde la generosidad de los vencedores amnistía a los confederados que abandonan las armas. Incluso malvados con antecedentes criminales o cuatreros, entre estos últimos destaca cierto "veterinario", Efrain Bucher, que narra el off el desarrollo de la trama.
Pero la amnistía supuso también el final del negocio de las casas de detectives, como la de Fowler, que ya no puede perseguir a los delincuentes en busca de las recompensas. Por eso acusa de homicidio al honrado mayor Clanton (Ryan) que se salva de la horca gracias a la ayuda que le presta la misma esposa del detective, en un gesto que resulta absolutamente increíble para el espectador.
Después de una serie de persecuciones un poco gratuitas, al final el antiguo mayor unionista es acogido por los "malvados" sudistas a quienes en su día amnistió, con los que marcha a Quinto City junto a la Sra. Fowler (Trevor), una especie de santuario o "villa de los villanos, refugio de pistoleros y de hombres que no aman precisamente la soga". A partir de entonces se dedican bajo el mando del mayor a asaltar bancos y grandes transportes de dinero cuya custodia estaba encargada a los odiados detectives Flowler. Su sentido del honor y el amor de su salvadora que es herida de bala (extraída con el consabido uso de whisky como desinfectante con un cuchillo pasado por la llama) llevará a Clanton a intentar rehacer su vida fuera del robo y del crimen.
Película que cuenta con un guión interesante y con notables diálogos, pero fallida en cuanto a su desarrollo con imágenes nocturnas muy deficientes.